
Los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla.
Los Reyes Católicos, eran hijos de Juan II de Castilla y de Juan II de Aragón, respectivamente. La princesa Isabel desafió a su hermanastro, Enrique IV, al encabezar la rebelión de los nobles castellanos dejándose proclamar heredera del Trono; un primer enfrentamiento se saldó con el reconocimiento por el rey de los derechos sucesorios de Isabel (Vista de los Toros de Guisando, 1468). Para reforzar su posición, Isabel se casó con el príncipe heredero de Aragón, Fernando, en Valladolid (1469); Enrique IV se opuso a aquel enlace y desheredó a Isabel en favor de su hija Juana, la Beltraneja (1470).
Cuando Enrique murió, en 1474, Isabel se proclamó reina de Castilla; pero los partidarios de Juana, apoyados por Portugal, se resistieron, desencadenando la Guerra Civil castellana de 1475-79. Isabel y Fernando se impusieron en las batallas de Toro y Albuera, que determinaron el reconocimiento de Isabel por las Cortes de Madrigal (1476) y la firma del Tratado de Alcaçovas con Portugal (1479). Aquel mismo año Fernando fue proclamado rey de Aragón, por la muerte de su padre.

Unidad de España con los Reyes Católicos.
El matrimonio de los Reyes Católicos unificó por primera vez la Corona de Castilla y la Corona de Aragón, que pasarían juntas a sus sucesores, dando lugar a la Monarquía Hispana. Pero la unión personal de los reinos no entrañó la integración política de sus instituciones, pues cada reino mantuvo su personalidad diferenciada hasta la aparición de España como Estado nacional en el siglo XIX. Los Reyes Católicos intentaron completar la unificación peninsular mediante una serie de enlaces matrimoniales de sus hijos con príncipes portugueses, todos los cuales fracasaron por fallecimientos prematuros.
En cuanto al último territorio musulmán que quedaba en la península Ibérica, el reino nazarí de Granada, los reyes impulsaron la Guerra de Granada (1480-92), que determinó su integración en la Corona de Castilla. Acabada así la Reconquista, dirigieron el empuje conquistador de Castilla y Aragón hacia otros ámbitos geográficos: por un lado, impulsaron la penetración en el norte de África, concluyendo la conquista de las Canarias (1496) y estableciendo bases en Mazalquivir, Orán, Bugía, Argel y Trípoli; por otro lado, protegieron a Colón en su intento de buscar una ruta marítima hacia Asia por el oeste, dando lugar al descubrimiento de América (1492).
Tan pronto como se instalaron en el Trono, los Reyes Católicos se dieron a la labor de fortalecer el poder monárquico, recortando los privilegios de la nobleza. Incorporaron a la Corona los maestrazgos de las órdenes militares, centralizaron la administración en torno al Consejo Real, redujeron los poderes de las Cortes, nombraron corregidores para controlar los municipios, reforzaron mecanismos de control como la administración de justicia y el ejército, crearon otros nuevos como la Santa Hermandad y la Inquisición (1478) y reformaron el clero (1494). Para fortalecer la integración de sus reinos en torno a la religión cristiana, decretaron la expulsión de los judíos que no estuvieran dispuestos a convertirse (1492); una medida similar se adoptó con respecto a los musulmanes en 1502.
En cuanto a la política exterior de los Reyes Católicos, estuvo marcada por la rivalidad con Francia; para frenar su influencia en Italia concertaron la Liga Santa con el papa, los Habsburgo, Inglaterra, Venecia, Génova y Milán (1495). Bajo el mando del Gran Capitán (Gonzalo Fernández de Córdoba), los ejércitos españoles sostuvieron diversas campañas en Italia entre 1494 y 1504, que otorgaron a Aragón el control de Nápoles.
Isabel y Fernando habían pactado por la Concordia de Segovia (1475) la total igualdad de ambos como reyes. Cuando murió Isabel en 1504, Fernando pasó a ejercer la Regencia en Castilla en nombre de su hija Juana I; pero su mal entendimiento con su yerno, Felipe I, le obligó a retirarse a sus reinos en 1506. La muerte de Felipe I y la incapacidad por enfermedad mental de Juana I permitieron que don Fernando volviera a ocuparse de la Regencia de Castilla en 1507, en nombre de su nieto Carlos I.
La integración del reino de Navarra fue obra del rey Fernando después de la muerte de Isabel: alegando los supuestos derechos sucesorios que le correspondían por su matrimonio en segundas nupcias con Germana de Foix (1505), Fernando invadió Navarra en 1512 y anexionó cinco de sus seis merindades a la Corona castellana; no pudo hacer lo mismo con la Merindad de Ultrapuertos (Baja Navarra), que quedó de hecho bajo dominio francés.
Al morir don Fernando, legaba a Carlos I un conglomerado de territorios que se mantendrían unidos durante siglos formando la Monarquía española: los reinos de la Corona de Castilla, la de Aragón (con Cataluña, Valencia y las Baleares), Navarra (hasta los Pirineos) y Canarias, con proyecciones hacia Italia (Nápoles, Sicilia y Cerdeña), América y el Magreb.
Espero que la información recogida sea de vuestro interés.
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LOS REYES CATÓLICOS

Los Reyes Católicos. El Papa Alejandro VI concedió a Fernando II de Aragón el título de Rey Católico, en 1496, como compensación porque antes había otorgado el título de Rey Cristianísimo al rey de Francia, reino que por aquél entonces se disputaba con Aragón el dominio de Italia, llegando a amenazar los propios Estados Pontificios; posteriormente, la historia y la costumbre han popularizado como Reyes Católicos conjuntamente a Fernando y a su mujer, Isabel I de Castilla.
La pareja se casó en el Palacio de los Vivero de Valladolid el 19 de octubre de 1469, ella con 18 años y él con algo más de 17, pasando su luna de miel en el Castillo de Fuensaldaña (Fuensaldaña, Valladolid).
El reinado de los Reyes Católicos significó el tránsito del mundo medieval al mundo moderno en España. Con su enlace se consiguió la unión, en la dinastía de los Trastámara, de las Coronas de Castilla y de Aragón.

Los Reyes Católicos, apoyados por las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Con la conquista de Granada, Navarra, Canarias, Melilla y otras plazas africanas consiguieron la unión territorial bajo una sola corona de la totalidad —exceptuando Ceuta y Olivenza que entonces pertenecían a Portugal — de los territorios que hoy conforman España. Los Reyes establecieron una política exterior común marcada por el carácter diplomático de Fernando el Católico, que supondría la hegemonía hispánica en Europa durante los siglos XVI y XVII. El descubrimiento de América en 1492 supuso un hito en la historia mundial. Esta circunstancia abrió enormes posibilidades a la economía, a la ciencia y acentuó la expansión atlántica que continuaría en los siguientes siglos.

En la Concordia de Segovia de 1475 quedaron acordados los títulos y la heráldica que pertenecieron por igual a ambos esposos Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, un caso inaudito en la historia de la emblemática de Europa.1 En la imagen, un sello policromo con el escudo de 1491. Es un cuartelado; 1º y 4º, contracuartelado de Castilla y Reino de León; en el 2º y 3º, partido de Aragón y Sicilia. El conjunto es sostenido por un águila como soporte, nimbada y pasmada, también llamada de "San Juan".
Comienzo del reinado

Isabel la Católica (Retrato de Juan de Flandes)
Para reinar en Castilla, Isabel tuvo que vencer la oposición de una parte importante de la nobleza castellana, principalmente la alta nobleza, que prefería la alianza de Castilla con Portugal, por lo que se pusieron de parte de Juana, llamada despectivamente la Beltraneja, lo que acabó en un enfrentamiento armado. Tras la batalla del Toro (1476), las Cortes de Castilla reunidas en Madrigal de las Altas Torres proclaman reina a Isabel I.
Conquista de Granada
Una vez que Isabel se afirmó en el trono de Castilla, reanudó la conquista del reino nazarita de Granada. Aprovechando que dicho reino se encontraba en una crisis dinástica entre el sultán, su hermano el Zagal y su hijo Boabdil, comenzó la guerra por la conquista de Granada. Se distinguen varias fases:
- (1469): Se casan los Reyes Católicos.
- (1484 a 1487): Conquista de la parte occidental del reino. Boabdil firma un tratado con los Reyes, según el cual entregaría Granada a cambio de que le dieran un señorío en la zona oriental del reino.
- (1488 a 1490): Empieza la conquista del oriente del reino. Se traslada la base de operaciones a Murcia. Durante esta etapa se rinde el Zagal.
- (1490 a 1492): Se exige a Boabdil la entrega de Granada. Al enterarse el pueblo granadino de lo pactado, opone resistencia, que es respondida por los ejércitos de los Reyes. Al final Boabdil entrega Granada tras unas negociaciones secretas.

Boabdil entrega las llaves de Granada a los Reyes Católicos. Detalle de La rendición de Granada de Francisco Pradilla (1882).
La victoria de esta guerra significó:
- La aparición de un ejército estructurado y profesional, independiente de la nobleza, que estaría formado por los tercios reales.
- La aportación de grandes recursos económicos.
- El premio y apaciguamiento de ciertos sectores de la nobleza mediante el reparto de los territorios granadinos entre ellos.

Los Reyes Católicos recibiendo una embajada del Rey de Fez. Vicente López. 1790. Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid
Incorporación de las islas Canarias
La soberanía del archipiélago canario le fue concedida a Castilla por el Tratado de Alcáçovas (1479), que definía los territorios españoles y portugueses, aunque no se conseguiría someter totalmente a las islas hasta la conquista de Tenerife en 1496, con la llamada Paz de Los Realejos.
El Tratado de Alcáçovas (también conocido como Paz de Alcáçovas) fue firmado en la villa portuguesa del mismo nombre (cuyo topónimo tradicional en español es Alcazovas) el 4 de septiembre de 1479 entre los representantes de los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Castilla y Aragón, por un lado, y del rey Alfonso V de Portugal y su hijo Juan por el otro. El tratado fue ratificado por el rey de Portugal el 8 de septiembre de 1479 y por los Reyes Católicos en Toledo el 6 de marzo de 1480, por lo que también se le conoce como Tratado de Alcáçovas-Toledo.

Registro de archivo de la notificación que los reyes hicieron en marzo de 1480 a su asistente en Sevilla, Diego de Merlo, acerca del tratado acordado en Alcáçovas.
Cláusulas principales:
Pone fin a las hostilidades tras la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479). Alfonso V renuncia al trono de Castilla y los Reyes Católicos renuncian a cambio al trono portugués. Reparte los territorios del Atlántico entre los dos países. Portugal mantiene el control sobre sus posesiones de Guinea, la Mina de Oro, Madeira, las Azores, Flores y Cabo Verde. A Castilla se le reconoce la soberanía sobre las islas de Canaria.
Reconoce a Portugal la exclusividad de la conquista del Reino de Fez.
En paralelo al tratado de Alcáçovas se negociaron las llamadas Tercerías de Moura, que resolvían la cuestión dinástica castellana imponiendo a Juana de Castilla, rival de Isabel por el trono de Castilla, la renuncia a todos sus títulos castellanos. También acordaban la boda de la infanta Isabel, hija de los Reyes Católicos, con el hijo del rey portugués llamado don Alfonso. La enorme dote pagada por los padres de la novia representa la indemnización de guerra obtenida por Portugal.

Retrato del rey Alfonso V de Portugal
La conquista de Navarra
Navarra estaba nuestra época a principios del siglo XVI en dos bandos: agramonteses y beamonteses, cada uno partidario de un rey distinto. En este enfrentamiento, los reyes de Navarra firmaron un tratado con el rey de Francia que ponía en peligro a España. Debido a que los reyes de Navarra fomentaron ciertas doctrinas religiosas que disgustaron al Papa, se dictó una bula de excomunión contra ellos.
En 1512 Fernando el Católico pidió permiso a Navarra —aliada natural de Francia (compréndase esto en el ambiente de continua rivalidad entre Aragón y Francia)— para que las tropas españolas pasaran por Navarra para atacar a Francia. La respuesta negativa por parte del rey navarro fue motivo suficiente para que Fernando el Católico ordenara al duque de Alba la ocupación de Navarra, mandando así ayuda a sus partidarios —los beamonteses— y, en menos de un año, la parte española del Reino de Navarra (la Alta Navarra) se incorporó a la Monarquía Católica. Sólo se encontró cierta resistencia en algunos puntos del sur; como anécdota cabría contar que Pamplona, la capital, cayó sólo en tres días.

Medallón de Isabel la Católica. Plaza de España. Sevilla
Instituciones políticas
Reino de Castilla
Se remodeló el Consejo Real en las Cortes de Toledo de 1480, haciéndolo más estructurado y dividiéndolo en partes. Se formó la Audiencia de Granada. Se produjo un aumento en la Hacienda castellana debido a los impuestos y a los señoríos procedentes del reparto del territorio nazarita.
Para controlar el bandolerismo en los caminos, y en general el hurto, se instituyó en 1476 la Santa Hermandad (precursora de la actual Guardia civil), que sería la primera policía estatal de Europa. En Aragón, en los municipios de señorío se instauraron los corregidores, la autoridad en el ámbito municipal, que existía en Castilla desde 1393.
Corona de Aragón
Apenas se modificó. Lo más importante fue el mayor poder que se dio a los lugartenientes de la zona y el establecimiento del sorteo electoral, consistente en sacar de una bolsa un papel con el candidato propuesto. Esta innovación permaneció por 30 años más, cuando el Rey muere, y este reinado queda en el olvido.

La Virgen de los Reyes Católicos, pintada entre 1491 y 1493. A la derecha de la Virgen María, el rey Fernando II de Aragón y el príncipe de Asturias, Juan de Aragón (con el inquisidor); a la izquierda, la reina Isabel I de Castilla, con la infanta Isabel. De pie, se hallan santo Tomás de Aquino, sosteniendo a la Iglesia, y santo Domingo de Guzmán, con un libro y una palma.
Política religiosa
El Papa Inocencio VIII concedió a los Reyes Católicos el derecho de Patronato sobre Granada y Canarias, lo que suponía el control del Estado en los asuntos religiosos. Una bula del Papa Sixto IV en 1478 creó la Inquisición en Castilla para un control de la pureza de la fe. Ya que en Aragón existía desde 1248, de este modo la Inquisición española fue la única institución común para los dos reinos. Fue muy dura la etapa de Fray Tomás de Torquemada como Inquisidor General.
En 1492 se expulsó a los judíos —de gran poder económico— de España, produciéndose una crisis económica. Salieron de España unos dos tercios, convirtiéndose los demás. También se obligó a los musulmanes a convertirse al cristianismo —pasándose a llamar moriscos— o a abandonar España.
El resultado de esta acción de limpieza religiosa fue la creación de un país de religión cristiana y el comienzo de la identificación de patria y religión. Se instituye la Embajada permanente de España ante la Santa Sede, que es la primera embajada permanente del mundo y la primera vez que se emplea el nombre de España para un establecimiento oficial.

Escudo de armas de los Reyes Católicos a partir de 1492, con el Águila de San Juan, el Yugo, el Haz de flechas y el nudo gordiano.
Economía y sociedad
Castilla era la potencia industrial y comercial más grande de la época y Aragón le seguía de cerca. La base económica estaba en la industria, la agricultura, la ganadería lanar y la exportación de materias primas. Para defender la riqueza que suponía la lana, los Reyes concedieron privilegios a la Mesta con la Ley de Defensa de las Cañadas de 1489, amenazadas por los agricultores. Se protegió a los artesanos por medio del comercio interno.
Social y económicamente se favoreció medianamente a la alta nobleza, que había aumentado su poder económico con los señoríos granadinos. Las Leyes de Toro de 1505 fortalecieron la institución del mayorazgo.
En Cataluña se solucionó el problema de los payeses de remensa con la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486), que suprimió los malos usos y obligó a los campesinos a pagar nuevos impuestos.

El Gran Capitán - Gonzalo Fernández de Córdoba y Aguilar (Montilla, 1 de septiembre de 1453 – Granada, 2 de diciembre de 1515), noble, político y militar español, duque de Santangelo, de Terranova y de Sessa, llamado por su excelencia en el arte de la guerra el Gran Capitán. En la imagen: detalle del Monumento a Isabel de Castilla, la Católica (1451–1504), en el Paseo de la Castellana de Madrid (España), por Manuel Oms y Canet.
Política exterior
La política exterior expansionista llevada a cabo por Fernando e Isabel fue posible gracias a una serie de factores:
La iniciativa diplomática de Fernando II de Aragón. Su propósito era conseguir los mejores acuerdos para su reino. Continúa la política tradicional de Aragón hacia el Mediterráneo con la vista puesta en Oriente, como lo demuestra su blasón (véase más abajo el apartado Blasones).
La eficiencia del ejército de la Corona al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán. Fernández de Córdoba organizó el ejército sobre una nueva unidad de combate, el tercio, o tercios reales, que supuso la creación del primer ejército moderno dependiente de la corona, prescindiendo de las mesnadas de los nobles.
La gran aportación de recursos económicos procedentes de la industria y del comercio de la lana y del trigo. La política matrimonial de los reyes. En 1502 heredan el título de Emperador y Autócrata de los Romanos.

La rendición de Granada, por Francisco Pradilla (1882). Palacio del Senado, Madrid
Política matrimonial

La política de los Reyes Católicos incluyó también las alianzas por los matrimonios de sus hijos. Fueron éstos:
Isabel, casada con infante Alfonso de Portugal, y después con Manuel I de Portugal, primo de su primer esposo.
Juan, casado con Margarita de Austria y muerto prematuramente (1497). Está enterrado en el Real Monasterio de Santo Tomás (Ávila).
Juana (Juana la Loca), se casó con Felipe de Austria (Felipe el Hermoso), hijo del emperador Maximiliano I de Austria.
María, casada con Manuel de Portugal, su concuñado, al morir su hermana Isabel.
Catalina, se casó con el príncipe heredero de la Corona de Inglaterra, Arturo, y tras la prematura muerte de éste, con su hermano, el que más adelante sería Enrique VIII de Inglaterra.
En otras palabras, ésta se orientó en la búsqueda de la alianza con Portugal y en la creación de una coalición opuesta a Francia que siempre había alegado pretensiones sobre ciertos territorios de la corona de Aragón, al declararse heredera del Imperio de Carlomagno, aunque no había sido enemiga de Castilla.

Contrato matrimonial entre Juana la Loca y Felipe el Hermoso (1495). Archivo General de Simancas.
La expansión por el Mediterráneo: Italia
Una vez finalizada la conquista de Granada, el rey Carlos VIII de Francia firmó con Fernando, en 1493, el tratado de Barcelona, mediante el cual Aragón recuperó el Rosellón y la Cerdaña a cambio de su postura neutral ante un inminente ataque francés al reino de Nápoles.
El ejército de Carlos VIII se desplazó al sur de Italia, destronando a Alfonso II, rey de Nápoles y pariente de Fernando el Católico. La situación de Francia en la península Itálica no gustó al Papa —el valenciano Alejandro VI— puesto que ponía en peligro los Estados Pontificios, por lo cual pidió ayuda al Rey Católico. Fernando no dudó en intervenir y, en poco tiempo, el ejército de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, expulsó a los franceses, recuperando su trono el rey napolitano.
En 1500 el nuevo rey de Francia Luis XII firmó con Fernando el Católico el tratado de Granada para ocupar conjuntamente el reino de Nápoles. Fernando accedió y el rey de Nápoles, a la sazón Federico IV, fue destronado. Ambos ejércitos ocuparon la zona, pero las discrepancias empezaron a surgir y comienza una lucha de guerrillas. Pese a la inferioridad numérica de su ejército, el Gran Capitán derrota a los franceses y los expulsa de Italia. Nápoles es conquistada de nuevo y vuelve a ser incluida en la Corona de Aragón.
Durante los últimos años del reinado de Fernando el Católico se reanuda la intervención de Aragón en asuntos italianos. Fernando participa en la Liga de Cambrai de 1508, convocada por el Papa Julio II contra Venecia. Después de esta liga comienzan a producirse roces entre el Pontífice y Francia. Por el auxilio que pide el Papa, Fernando rodea Roma con sus tropas ante un posible ataque francés para destituir al Papa. En este contexto se produce la incorporación de Navarra a la corona.

Virgen de la Misericordia con los Reyes Católicos y su familia, tabla atribuida a Diego de la Cruz y conservada en el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas (Burgos). En la pintura se aprecian los retratos de los Reyes Católicos y su familia bajo el manto de la Virgen.
Expansión por el Norte de África
Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos deciden iniciar la conquista del norte de África con una doble intención:
Continuar la Reconquista para la cristiandad de la Nova Hispania (el Magreb). Conjurar la posibilidad de que los reinos del norte de Africa emprendieran una reconquista de Granada y eliminar los focos de la piratería berberisca de la zona.
La conquista comenzó con la toma de Melilla por Pedro de Estopiñán en 1497 y siguió en 1505 con la toma de Mazalquivir. Se ocuparon el Peñón de Vélez, Orán, Bugía, Argel, Túnez, La Goleta y Trípoli.
Cabe destacar la participación militar del propio cardenal Cisneros, confesor de Isabel la Católica y Arzobispo de Toledo, que en ese momento era la tercera persona más poderosa en España. La conquista del Norte de África se interrumpió en 1510 debido a la reanudación de las guerras en Italia y a que empezaba a revelarse más rentable dirigir los esfuerzos a la colonización de las Indias.

Lienzo de la Reina Isabel la Católica, en la Alhambra, recibiendo y desaprobando la conducta de Cristóbal Colón
La expansión atlántica: América
En 1486 Cristóbal Colón ofreció a los Reyes Católicos un proyecto ya ofrecido a Portugal (con Castilla los únicos países europeos con una Marina capaz): viajar a las Indias hacia el oeste, en una nueva ruta por el Atlántico. Los informes científicos al respecto fueron muy poco favorables para Colón, y para la corona era cuestión prioritaria en esos momentos la conquista de Granada. Terminada ésta, los Reyes Católicos aceptaron su proyecto, ya que el comercio de especias era un casi monopolio: de antiguo, los genoveses eran los únicos que habían conseguido tratar con el Imperio Otomano, dueño de los viejos caminos del comercio de especias. Los vecinos portugueses estaban empezando a encontrar un camino propio, por mar, rodeando Africa. Un reino rico, como el de Castilla, se veía obligado a tener una ruta propia para obtenerlas, evitando depender de Génova o de Portugal, lo que sería muy rentable para su comercio.

Cristóbal Colón ante los Reyes Católicos en la corte de Barcelona (V.Turgis, siglo XIX).
Mediante las Capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492 se recogieron las negociaciones llevadas a cabo con Colón: nombramiento de almirante, virrey y gobernador de los territorios por descubrir y la décima parte de todos los bienes obtenidos. El costo de la expedición fue estimado en 2.000.000 de maravedís, más el sueldo de Colón. En contra de la idea popular de que fue sufragado por «las joyas de Isabel la Católica», hay que aclarar que la mitad de dicho dinero lo prestó Luis de Santángel —tesorero de la Corona de Aragón, de familia conversa— con fondos de la Santa Hermandad, la cuarta parte la aportó el mismo Colón —que a su vez los pidió prestados—, y la cantidad restante probablemente la derramaron banqueros y mercaderes residentes en Andalucía, entre los que estaban los hermanos Pinzón y Juan de la Cosa, interesados en dicho comercio.

Cristóbal Colón
El 3 de agosto de 1492 partió Colón del puerto de Palos con la nao Santa María —propiedad de Juan de la Cosa— y las carabelas la Pinta y la Niña —propiedad de los hermanos Pinzón— con 120 tripulantes aproximadamente. El 12 de octubre llegaron a la isla de Guanahaní, que bautizaron con el nombre de San Salvador y desde la que pasaron a Cuba y la Española, dando comienzo a la colonización de las Indias Occidentales. Poco más de un año después de la vuelta de Colón, se firmó entre España y Portugal el Tratado de Tordesillas en 1494, mediante el cual se redistribuyó la influencia territorial de cada país fijada en el Tratado de Alcáçovas.
En las Indias, anexionadas al reino de Castilla, se instauraron los sistemas administrativos tradicionales del reino castellano. Se instituyó en Sevilla en 1503 la Casa de Contratación, para controlar el comercio con América, impidiendo que cualquier otro puerto de España pudiese hacerlo. Se creó la Audiencia en Santo Domingo en 1510 y, para la administración de los nuevos territorios, se creó un antecedente del Consejo de Indias que más tarde instituiría formalmente Carlos I (1523) organizándolo a semejanza del Consejo de Castilla. Los reyes consiguieron el Patronato de Indias —concedido por el Papa— que les dejó controlar la Iglesia americana. Se instauraron además las encomiendas para evangelizar a los indígenas.

Los cuatro viajes transatlánticos de Cristóbal Colón.

Replicas de la nao Santa María, en el centro, y las dos carabelas, la Pinta y la Niña, que se encuentran en el Muelle de las Carabelas, un museo situado en Palos de la Frontera, en la provincia española de Huelva, y construidas para las celebraciones del quinto centenario del Descubrimiento de América en 1492 . Sería gracias a los hermanos Pinzón, una familia prestigiosa y rica de la localidad de Palos de la Frontera, a la que los Reyes Católicos habían ordenado que entregaran dos carabelas para realizar el viaje, orden que los habitantes de la localidad no estuvieron dispuestos a obedecer hasta que se unieron a la expedición los ilustres vecinos que eran los Pinzón a los que también se unirían otros hermanos procedentes de la cercana localidad de Moguer, los hermanos Niño. En el Archivo General de Indias se conserva la carta de los Reyes Católicos dirigido a los habitantes de Palos de la Frontera
"Vien sabedes como por algunas cosas fechas e cometidas por vosotros en desserbicio nuestro, por los del nuestro Consejo fuistes condenados a que fuésedes obligados a nos serbir dos meses con dos carabelas armadas a vuestras propias costas e espensas cada e quando e doquier que por nos vos fuese mandado so ciertas penas, segund que todo más largamente en la dicha sentencia que contra vosotros fue dada se contiene. E agora, por quanto nos avemos mandado a Christoval Colón que vaya con tres carabelas de armada, como nuestro capitán de las dichas tres carabelas, para ciertas partes de la mar océana sobre algunas cosas que cunplen a nuestro servicio e nos queremos que llebe consigo las dichas dos carabelas con que asy nos aveis de servir" Pero si no hubiera sido por los Pinzón no habría podido formar la tripulación ni encontrar las naves más adecuadas , pues no se fiaban del que consideraban un extranjero que quería conducirles a una loca aventura hacia el oeste por un mar desconocido"

Isabel la Católica acepta las proposicione de Cristóbal Colon en el Real de Santa Fe
SUCESIÓN
Regencia de Fernando el Católico (1508 a 1516)
Fernando enviudó el 26 de noviembre de 1504 a la muerte de Isabel, a unos 12 años antes de su propia muerte. Pactándose por la Concordia de Salamanca (1505), el gobierno conjunto. Pero ante discordancias entre el matrimonio de Juana y Felipe con Fernando y por la Concordia de Villafáfila (1506), este se retiró del poder de Castilla y regreso a Aragón.

Dada Juana I de Castilla por trastornada por la muerte de su marido Felipe de Habsburgo (Felipe I de Castilla), las Cortes pidieron a Fernando que ocupara el trono como regente. Fernando ocuparía el trono de Castilla hasta que su nieto Carlos I alcanzase la mayoría de edad.
Durante la regencia de Fernando el Católico se incorporó Navarra al reino de Castilla y se produjo el nuevo matrimonio de Fernando el Católico, esta vez con Germana de Foix, a pesar de no haberse cumplido un año aun de la muerte de su anterior esposa, Isabel.
Fernando el Católico murió en 1516 en Madrigalejo (Cáceres) antes de que Carlos I llegara al trono español.

Estatua de Fernando II, el Católico (1452–1516), en los Jardines de Sabatini de Madrid (España). Esculpida en piedra blanca por Juan de León entre 1750 y 1753

Estatua de Isabel I en los Jardines de Sabatini de Madrid (G.D. Olivieri, 1753).
Regencias por arzobispos
Hasta la llegada al trono de Carlos I, España estuvo regida por dos obispos:
- El arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón, fue regente de Aragón.
- El cardenal Cisneros fue regente de Castilla.

Retrato del Cardenal Cisneros (1436-1517) en la Sala Capitular de la Catedral primada por Juan de Borgoña
Enterramiento

Los ataúdes de los Reyes Católicos ubicados en la Capilla Real de Granada.
Sepulcro de los reyes católicos. Capilla Real de Granada... Más abajo ofrezco más información
Heráldica. Fernando tuvo como emblema personal un yugo, con una cuerda suelta y el lema «Tanto monta... », en referencia al nudo gordiano que estaba en una cuerda atada a un yugo. Según la leyenda, quien deshiciera el nudo gordiano podría conquistar Oriente. Alejandro Magno cortó el nudo con la espada y dijo: «Es lo mismo cortarlo que desatarlo» o, en la divisa de Fernando, «Tanto monta... (cortarlo como desatarlo)». Aragón terminó la reconquista mucho antes que Castilla y se lanzó por la ruta de Oriente: los almogávares, el ducado de Atenas, son ejemplos de ello. Fernando se sentía heredero de estos afanes.
Isabel tomó como emblema el haz de flechas, que se representaba a veces atado, a veces suelto o con unas flechas paralelas en número variable, refiriéndose al viejo cuento del padre que al morir dice a sus hijos que, permaneciendo unidos como el haz, serán más fuertes. Puede verse como ejemplo el medallón de la fachada de la Universidad de Salamanca, en el que aparecen las efigies de cada cual con su símbolo respectivo encima de la cabeza.
Otro elemento empleado por Isabel es una modificación de las columnas de Hércules. Desde los griegos, las columnas de Hércules (Calpe -el peñón de Gibraltar- y Abila -Ceuta-), en el estrecho de Gibraltar, señalaban el fin del mundo conocido o navegable (lo que no obsta para que los propios romanos llegasen por mar a las costas atlánticas de Galia o Britania, pero preferían hacerlo por tierra), por lo que representaron las columnas con una banda en la que estaba escrita la divisa «Non plus ultra» («No más allá»). Tras el descubrimiento de América, conseguida la navegación por el Atlántico, Isabel añadió al escudo de la corona las dichas columnas, cambiando la divisa de la banda en «Plus ultra» («Más allá»), que todavía se mantiene en el escudo real.

Concordia de Segovia (15 de enero de 1475) por la que los príncipes Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla acordaron las competencias para el futuro gobierno de sus reinos. Conservada en el Archivo General de Simancas (España).
ISABEL I DE CASTILLA LA CATÓLICA

Isabel I de Castilla, llamada la Católica (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451 - Medina del Campo, 26 de noviembre de 1504). Reina de Castilla y de León desde 1474 hasta 1504, también reina consorte de Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479.
Isabel de Trastámara nació en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) el 22 de abril, Jueves Santo, de 1451. Fue hija de Juan II de Castilla y de su segunda mujer, Isabel de Portugal (1428-1496). El lugar y la fecha de nacimiento han sido historicamente discutidos toda vez que cuando nace, nadie es consciente de la importancia que esa niña iba a tener en el futuro. Madrigal era entonces una pequeña villa de realengo donde circustancialmente residía su madre Isabel de Aviz, de ella recibe el nombre que entonces no era frecuente en España. Dos años después, en Tordesillas, nacería su hermano Alfonso. Con anterioridad, y fruto del matrimonio entre Juan II de Castilla y María de Aragón, había nacido Enrique, hermano de padre de Isabel, que ocuparía el trono en 1454 y sería conocido como Enrique IV el Impotente. A la muerte de su padre en 1454, se retiró con su madre y su hermano Alfonso a la villa de Arévalo, donde vería los ataques de locura de su madre Isabel. Esta es una época de dificultades, incluso económicas ,pues aunque su padre había dejado importantes disposiciones testamentarias en favor de su madre, de ella , el rey Enrique IV las incumple reiteradamente En esta adversidad Isabel se fortaleció con lecturas evangélicas y libros de piedad. También le ayudó su amistad con Santa Beatriz de Silva (1424 - 1491), a la que luego ayudaría en la fundación de la Orden de las Concepcionistas Franciscanasy a la que donó los palacios de Galiana.Otros personajes importantes en este momento y en general en su vida fueron Gutierre de Cardenas y su esposa Teresa Enriquez y Gonzalo Chacón
En 1461, Isabel y su hermano Alfonso son trasladados a Segovia, lugar donde se emplazaba la Corte, por estar cercano el nacimiento de la hija de los reyes, doña Juana de Castilla. Pronto, se la apodó Juana la Beltraneja pues, según los rumores de la época, era hija de la reina, doña Juana de Portugal, y de Beltrán de la Cueva. Los nobles, ansiosos de poder, enfrentaron a su hermano Alfonso con su hermanastro el rey Enrique, deponiéndolo en la "Farsa de Ávila". En 1468, su hermano Alfonso murió, al parecer, envenenado, en Cardeñosa. En un principio, se pensó que fue víctima de la peste, pero el médico que examinó el cadáver no encontró ningún indicio de tal enfermedad.
A pesar de las presiones de los nobles, ella rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le otorgase el título de Princesa de Asturias, en una ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como la Concordia de Guisando. Se dice que don Andrés de Cabrera, tesorero real, dijo al rey: "la virtud y la modestia de la infanta nos obligan a esperar que no tendrá más voluntad que la vuestra, ni alentará la ambición de los Grandes, pues no hubiese rehusado el título de Reina que la ofrecían contentándose con el de Princesa que, a su entender, le pertenece". Isabel se constituyó así como heredera a la corona, por delante de su sobrina y ahijada de bautismo, Juana la Beltraneja, a quien no se consideraba legitimada para ocupar el trono, por las dudas que había sobre su paternidad. A partir de este momento, Isabel pasa a residir en Ocaña, villa perteneciente a don Juan Pacheco, marqués de Villena. El rey inicia contactos diplomáticos con otras casas reales para lograr un acuerdo matrimonial que le reporte beneficios.

Contrato matrimonial entre Juana la Loca y Felipe el Hermoso (1495). Archivo General de Simancas. Valladolid. 1495
Acuerdos matrimoniales
Ya desde los tres años, Isabel había estado comprometida con Fernando, hijo de Juan II de Aragón. Sin embargo, Enrique IV rompió, seis años más tarde, este acuerdo para comprometerla con Carlos, príncipe de Viana. El matrimonio no llegó a consolidarse, por la férrea oposición de Juan II de Aragón.
También fueron infructuosos los intentos de Enrique IV por desposar a su hermana Isabel con el rey Alfonso V de Portugal. En 1464, logró reunirlos a ambos en el Monasterio de Guadalupe, pero ella le rechazó, debido a la diferencia de edad entre ambos. Más tarde, cuando contaba 16 años, Isabel fue comprometida con don Pedro Girón, Maestre de Calatrava y hermano de don Juan Pacheco. Isabel rogó al cielo para que no llegaran a celebrarse los esponsales con este varón de 43 años. Don Pedro murió de un ataque de apendicitis, mientras realizaba el trayecto para encontrarse con su prometida.
El 18 de septiembre de 1468, Isabel fue proclamada Princesa de Asturias, por medio de la Concordia de los Toros de Guisando, revocando Enrique IV de este modo, el anterior nombramiento de su hija Juana. Tras la ceremonia, Isabel pasó a vivir en Ocaña, en contacto estrecho con la Corte. Enrique IV convino el enlace entre Isabel y el rey Alfonso V de Portugal, ya que en el Tratado de los Toros de Guisando se había acordado que el matrimonio de Isabel debía celebrarse con la aprobación del monarca castellano. La propuesta entrañaba una trampa para casar a su hija Juana con Juan II de Portugal, hijo de Alfonso V de Portugal. De esta manera, Isabel sería trasladada al reino vecino y, a la muerte de su esposo, el trono de Portugal y de Castilla pasarían a Juan II de Portugal y su esposa, Juana la Beltraneja. Ante la negativa de Isabel, el rey trató de que se desposara con el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia; pretendía emparentarla con Francia y alejarla así del trono de Castilla y León. De nuevo Isabel se negó. El monarca francés, entonces, pidió la mano de Juana para su hermano, el duque de Guyena. Los esponsales se realizaron en Medina del Campo, (1470), pero el duque murió en 1470, antes de conocer a la novia.

Juan II de Aragón
Juan II de Aragón, mientras, trató de negociar en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando. Isabel consideró que era el mejor candidato para esposo, pero había un problema legal para contraer matrimonio: eran primos (sus abuelos, Fernando de Antequera y Enrique III, eran hermanos). Necesitaban, por tanto, una bula papal que les exonerara de esta consanguinidad. El Papa, sin embargo, no llegó a firmar este documento, temeroso de las posibles consecuencias negativas que ese acto podría traerle (al atraerse las antipatías de los reinos de Castilla, Portugal y Francia, interesados todos ellos en desposar a la princesa Isabel con otro pretendiente). Sin embargo, el Papa era proclive a esta unión conyugal, por atraerse a la princesa Isabel, una mujer de marcardo carácter religioso, debido a la amenaza que representaban los árabes a sus Estados Pontificios. Por ese motivo, ordenó a don Rodrigo Borgia dirigirse a España como legado papal para facilitar este enlace.
Los escrúpulos de Isabel para contraer matrimonio sin contar con la autorización papal impedían realizar la ceremonia. Con la connivencia de don Rodrigo Borgia, los novios presentaron una supuesta bula emitida en junio de 1464 por el anterior Papa, Pío II, a favor de Fernando, en el que se le permitía contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le uniera un lazo de consanguinidad de hasta tercer grado. Isabel aceptó y se firmaron las capitulaciones matrimoniales de Cervera, el 5 de marzo de 1469. Para los esponsales y ante el temor de que Enrique IV abortara sus planes, en el mes de mayo de 1469 y con la excusa de visitar la tumba de su hermano Alfonso, que reposaba en Ávila, Isabel escapó de Ocaña, donde era custodiada estrechamente por don Juan Pacheco. Por su parte, Fernando atravesó Castilla en secreto, disfrazado de mozo de mula de unos comerciantes. Finalmente el 19 de octubre de 1469 contrajeron matrimonio en el Palacio de los Vivero de Valladolid con Fernando, rey de Sicilia y Príncipe de Gerona.
El matrimonio costó a Isabel el enfrentamiento con su hermanastro, que llegó a paralizar la bula papal de dispensa por parentesco. Finalmente, el 1 de diciembre de 1471 el Papa Sixto IV resolvió las dudas sobre la legalidad canónica de este enlace, por medio de la Bula de Simancas, que dispensaba de consanguinidad a los príncipes Isabel y Fernando.

Monumento a Isabel La Católica y Cristóbal Colón, en Plaza de Isabel La Católica de Granada, representando las 'Capitulaciones de Santa Fe'
Descendencia. El matrimonio tuvo 6 hijos:
Isabel (1 de octubre de 1470 – 1498), Princesa de Asturias (1497–1498), contrajo matrimonio con el Infante Alfonso de Portugal, pero a su muerte contrajo matrimonio con el primo del fallecido, Manuel, que sería rey de Portugal con el nombre de Manuel I, el Afortunado, murió en el parto de su hijo Miguel de Paz.
Juan (30 de junio de 1478 – 1497), Príncipe de Asturias (1478–1497). En 1497, contrajo matrimonio con Margarita de Austria (hija del emperador germánico Maximiliano I de Habsburgo), murió de tuberculosis poco después. Tuvo un hijo póstumo que nació muerto. Margarita se fue de España y se encargó por un tiempo de su sobrino Carlos, futuro Carlos V.
Juana la Loca (6 de noviembre de 1479 – 1555), Princesa de Asturias (1500–1504), Reina de Castilla (1504–1555) con el nombre de Juana I. En 1486, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso de Habsburgo (también hijo del emperador Maximiliano I). Con él entró una nueva dinastía en España, la de los Habsburgo, que formaban la Casa de Austria. En 1500, fue por segunda vez madre de su primer hijo varón, Carlos V quien la sucedería y sería también Emperador de Sacro Imperio Romano Germánico. En 1503, dio a luz a Fernando, sucesor de Carlos V y restauró la rama austríaca imperial de la Casa de los Austrias. Murió recluida por su hijo Carlos en Tordesillas.
María (29 de junio de 1482 – 1517), contrajo matrimonio en 1500 con el viudo de su hermana Manuel I de Portugal, el Afortunado. Fue madre de diez hijos, entre ellos: Juan III, Enrique I de Portugal y la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.
Catalina (12 de diciembre de 1485 – 1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales en 1502, que murió pocos meses después de la boda. En 1509 se desposó con el hermano de su difunto marido, que sería Enrique VIII, por lo tanto se convirtió en reina de Inglaterra, fue madre de la reina María I de Inglaterra, María Tudor.
Pedro de Embasaguas (1488 – 1490), el «Infante», falleció a poco de nacido.

Llegada de Cristóbal Colón a América. Pintura que recrea el desembarco de Colón en Guanahani
Cada 12 de Octubre, se conmemora el Descubrimiento de América, realizado por Cristóbal Colón en el año 1492. Con él se abre uno de los más complejos capítulos de la historia universal. Involucra a la naciente sociedad moderna europea y sus viajes de exploración, a las civilizaciones originarias de América, y el inicio de un imperio colonial que duraría siglos. Y -en medio de todo esto- un navegante con un proyecto arriesgado y un destino que nadie hubiera previsto: el Descubrimiento de un Nuevo Continente.
Este descubrimiento cambió el curso de la historia, y aunque resulta difícil pensar o saber qué hubiera pasado si Colón hubiera seguido otra ruta, parece claro que el descubrir América supuso gran riqueza para Europa, aunque pocos o ninguno fueron los beneficios para los que por aquel entonces poblaban aquellas tierras.
Al margen de la conquista de los territorios de América, cabe añadir que la llegada de europeos supuso además un colapso demográfico de la población indígena, debido principalmente a los genocidios indiscriminados, o la llegada de enfermedades epidémicas ante las que los indígenas carecían de defensas biológicas.

Monumento a Cristóbal Colón de Madrid (España) se encuentra en la plaza del mismo nombre formando una isleta en el Paseo de la Castellana, desde que fuera trasladada en 2009 de su anterior emplazamiento en el ángulo suroeste del espacio llamado Jardines del Descubrimiento. Es obra de Arturo Mélida (proyecto y pedestal) y Jerónimo Suñol (estatua) y fue erigido entre 1881 y 1885.
Isabel, reina de Castilla

Isabel I de Castilla en un cuadro de 1490 . Museo del Prado de autor anónimo, tal vez Antonio Inglés.
Isabel llegó al trono tras vencer en la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1480), enfrentándose con los partidarios de su sobrina Juana.
Isabel se proclama Reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474 en Segovia, tomando como base el Tratado de los Toros de Guisando. Desde el Alcázar de Segovia se dirigió a la Iglesia de San Miguel, contigua a la plaza mayor. Tras jurar por Dios, por la Cruz y por los Evangelios, que sería obediente a los mandamientos de la Santa Iglesia, le juraron lealtad. Luego, entró en el interior del templo, portando el pendón de Castilla y abrazada a sus pliegues.
Fue una mujer de mucho carácter y con mucha decisión propia. Con sus hijos fue severa, pero buena madre, haciéndoles entender que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por ese motivo.

Monumento a Colón de la Plaza de Colón de Madrid (España), erigido entre 1881 y 1885. Detalle del monumento a Cristóbal Colón (¿1451?–1506) de la Plaza de Colón de Madrid (España), erigido entre 1881 y 1885. Es la cara oeste de la base cuadrada, esculpida en piedra en estilo neo-gótico por Arturo Mélida (1849–1902). El relieve representa a la reina Isabel (centro) ofreciéndose a empeñar sus joyas en ayuda de la empresa de Colón (izquierda). A la derecha, un reclinatorio con un crucifijo. En las cuatro esquinas de la base hay heraldos bajo doseles.
Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón y a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la corte y los científicos; una leyenda dice que financió con sus joyas el viaje que llevaría al descubrimiento de América. Realmente fue un grupo de mercaderes, los mismos que financiaron la visita de Fernando de Aragón para casarla. Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona Hispánica, basada en la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes. Por último, la anexión de Navarra (1512), (ya muerta la reina) significó el origen del futuro Reino de las Españas.
Firmó con Portugal el Tratado de Tordesillas (1494), un tratado de objetivos modestos (se trataba de repartirse zonas de pesca y navegación con los portugueses: aun no se conocía la importancia del viaje de Colón) pero que, en años posteriores, tuvo como resultado que Castilla y Portugal se repartieron el mundo. Por deseo de los comerciantes urbanos creó la Santa Hermandad, cuerpo de policía para la represión del bandidaje, creando unas condiciones mucho más seguras para el comercio y la economía.
Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Córdoba (El Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la toma de Cefalonia (1500).

Monumento al Gran Capitán (1923), por Mateo Inurria, en Córdoba
Estos hechos, movidos tanto por interés político como religioso, fueron muy importantes y dieron un giro a lo que había sido hasta entonces una parte de la península dividida en varios reinos (por entonces, los portugueses se consideraban también parte de España, al cabo la península completa era la Hispania romana, de modo que los Reyes Católicos nunca tomaron el título de reyes de España) y cambiaron el curso de la historia en toda Europa.
Dada la histórica implicación de la Corona de Aragón en Italia y por razones puramente políticas, Fernando recibió el título de Rey Católico otorgado por el Papa Alejandro VI, que la historia y la costumbre han extendido a su mujer, Isabel I de Castilla.
Al final de sus días, las desgracias familiares se cebaron con ella, lo que valió que los cronistas de la época realizaran una similitud entre la virtuosa reina y la Virgen María en sus Dolores. La muerte de su querido hijo y el aborto de la esposa de éste, la muerte de su adorada primogénita y su nieto Miguel (que iba a unificar los Reinos de los Reyes Católicos con el de Portugal), la locura de Juana (que la desafió abiertamente en Medina del Campo) y los desaires de Felipe el Hermoso y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés la sumieron en una profunda tristeza que hizo que vistiera de luto íntegro. Su espiritualidad recia deja constancia en lo que dijo al conocer la triste noticia del fallecimiento de su hijo: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre".

El estandarte de armas de los Reyes Católicos, desde 1475, consistió en un paño carmesí con las armas cuarteladas de Castilla (de gules, y un castillo de oro) y León (de plata y un león de púrpura, coronado de oro); con las de Aragón (de oro y cuatro palos de gules) y Nápoles-Sicilia (partido y flanqueado, jefe y puntas de oro y cuatro palos de gules, flancos de plata y un águila de sable, coronada de oro). En 1492 se añadió el emblema del Reino de Granada (de plata y una granada al natural, rajada de gules, tallada y hojada de dos hojas de sinople). Esta bandera también fue empleada por la Infantería de los Reyes Católicos.
Muerte
Recluida en Medina del Campo, cuando enfermó de un cáncer de útero que la llevó a la tumba, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, bien segura de próximo fin. Consciente pidió la Unción de los Enfermos y el Santísimo Sacramento, que recibió con singular piedad.
Tras su fallecimiento, poco antes del mediodía del 26 de noviembre de 1504 en el Palacio Real de Medina del Campo (Valladolid), su esposo accedió al trono de Castilla reinando bajo el nombre de Fernando II de Aragón y V de Castilla.
Primeramente fue inhumada en San Francisco de la Alhambra, el 18 de diciembre de 1504, en una sencilla sepultura según su deseo. Actualmente Isabel I está enterrada en la Capilla Real de Granada en un fastuoso sepulcro construido por su nieto, Carlos I (que fue profanado durante la Invasión Francesa), junto a su marido Fernando el Católico, su hija Juana I y el marido de ésta Felipe el Hermoso. También se enterró allí su nieto Miguel, que falleció a los 2 años de edad, hijo del rey Manuel I de Portugal y su hija Isabel.
En el museo de la Capilla Real se encuentran la corona y el cetro de la reina, quien además dotó a la Capilla Real de un importante grupo de cuadros (aún in situ), de Botticelli, Dirk Bouts y Hans Memling, entre otros.

Escultura policromada de los Reyes Católicos. Alonso de Mena, Capilla Real de la Catedral
Testamento y sucesión

Testamento de Isabel I. El testamento original de la reina se conserva en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Una copia se envió al monasterio de Santa Isabel de la Alhambra de Granada. Y otro, a la catedral de Toledo, aunque desde 1575 pasó al Archivo General de Simancas.
En él, dejó dicho que sus sucesores debían esforzarse en conquistar para el cristianismo el Norte de África (otra hubiera sido la historia), siguiendo la reconquista peninsular, pero el descubrimiento de América hizo que los esfuerzos de los reinos castellanos se alejasen de ese objetivo.
Su empeño como defensora de la igualdad de sus súbditos americanos con los del Viejo Mundo, le han ganado el título de Precursora de los Derechos Humanos por importantes historiadores (ello a pesar de haber decretado en Castilla la conversión obligada de los judíos, so pena de expulsión, Decreto de Granada, y más tarde, empujada por su marido y por el papado, a romper Las Capitulaciones de Granada, pactadas con Boabdil, y obligar a la conversión a los musulmanes).
A su muerte le sucedió la hija de ambos Juana, pero por poco tiempo, ya que fue declarada incapaz de reinar por "locura" y pasando el reino, primero al marido de ésta (Felipe I el Hermoso) y muy pronto al hijo de este matrimonio, y nieto de los Reyes Católicos, Carlos I.

Doña Isabel la Católica dictando su testamento, por Eduardo Rosales, 1864, Museo del Prado.
Proceso de beatificación y canonización
Su supuesta vida de santidad y la beatitud de sus escritos, han hecho plantearse en numerosas ocasiones su posible beatificación y canonización por la Iglesia Católica, de la que era fiel y amante hija. Iniciado en 1958 el proceso por la Archidiócesis de Valladolid, todo el episcopado español e hispanoamericano se muestra favorable, encabezados por los cardenales Rouco y Cañizares (que con grandes eventos y misas conmemoraron el Quinto Centenario de su muerte). Los principales opositores son los fieles de confesión mosaica (que contaban con la sensibilidad del anterior pontífice) y los que ven en ella a la figura mitificada del Franquismo.

Possible imagen de Isabel la Católica, reina de Castilla (о Santa Catalina de Alejandría), en el retablo «La Virgen de la Mosca» («Sagrada Familia con Santa Magdalena y Santa Catalina»). Hacia 1520. Obra atribuida a Gerard David
De ella, los cronistas contemporáneos dijeron:

Isabel la Católica (h. 1500-1504) Palacio Real de Madrid
Isabel era de piel blanca y rubia, como todos los Trastámaras que descendían de doña Catalina de Lancaster. Llevó una vida sobria, austera, sin opulencias. Su espíritu religioso impregnó todos sus actos. De ella, los cronistas dijeron:
Pedro Mártir de Anglería: «su modestia personal y mansedumbre admirables»; «del rey no sorprende que sea admirable... pues leemos en las historias incontables ejemplos de hombres justos, fuertes, dotados de virutd, incluso sabios. Pero ella... ¿quién me encontrarías tú entre las antiguas, de las que empuñaron el cetro, que haya reunido juntas en las empresas de altura estas tres cosas: un grande ánimo para emprenderlas, constancia para terminarlas y juntamente el decoro de la pureza? Esta mujer es fuerte, más que el hombre más fuerte, constante como ninguna otra alma humana, maravilloso ejemplar de pureza y honestidad. Nunca produjo la naturaleza una mujer semejante a esta. ¿No es digno de admiración que lo que siempre fue extraño y ajeno a la mujer, más que lo contrario a su contrario, eso mismo se encuentre en ésta ampliamente y como si fuera connatural a ella?».
Hernando del Pulgar: «muy buena mujer; ejemplar, de buenas y loables costumbres... Nunca se vio en su persona cosa incompuesta... en sus obras cosa mal hecha, ni en sus palabras palabra mal dicha»; «dueña de gran continencia en sus movimientos y en la expresión de emociones... su autodominio se extendía a disimular el dolor en los partos, a no decir ni mostrar la pena que en aquella hora sienten y muestran las mujeres»; «castísima, llena de toda honestidad, enemicísima de palabras, ni muestras deshonestas».
Lucio Marineo Sículo: «y no fue la reina de ánimo menos fuerte para sufrir los dolores corporales... Ni en los dolores que padecía de sus enfermedades, ni en los del parto, que es cosa de grande admiración, nunca la vieron quejarse, antes con increíble y maravillosa fortaleza los sufría y disimulaba»; «aguda, discreta, de excelente ingenio»; «habla bien y cortésmente».
Andrés Bernáldez: «fue mujer muy esforzada, muy poderosa, prudentísima, sabia, honestísima, casta, devota, discreta, verdadera, clara, sin engaño. ¿Quién podría contar las excelencias de esta cristianísima y bienaventurada reina, muy digna de loa por siempre? Allende de ella ser castiza y de tan nobilísima y excelentísima progenie de mujeres reinas de España, como por las crónicas se manifiesta tuvo ella otras muchas excelencias de que Nuestro Señor la adornó, en que excedió y traspasó a todas las reinas así cristianas que antes de ella fueron, no digo tan solamente en España mas en todo el mundo, de aquellas por quien (por sus virtudes o por sus gracias o por su saber o poder) su memoria y fama vive... de aquellas por sola una cosa que tuvieron o hicieron vive y vivirá su memoria; pues cuanto más ha de vivir la memoria y fama de reina tan cristianísima, que tantas excelencias tuvo y tantas maravillas Nuestro Señor, reinando ella en sus reinos, por ella hizo y obró».
Fernández de Oviedo: «verla hablar era cosa divina; el valor de sus palabras era con tanto y tan alto peso y medida, que ni decía menos, ni más, de lo que hacía al caso de los negocios y a la calidad de la materia de que trataba».
Diego Enríquez del Castillo: «prudente y de mucho seso».
Diego de Valera: «llena de humanidad».
Alfonso de Palencia: «bondadosa»; «mujer de pudor y pureza en sus costumbres»; «inteligente».
Alonso Flores (Flórez): «de mirar gracioso y honesto».
Fernando el Católico, en su testamento, declaró que «era ejemplar en todos los autos de virtud y del temor de Dios».
Fray Francisco Jiménez de Cisneros, su confesor, alababa «su pureza de corazón»; «su gran corazón y grandeza de alma».

Estatua ecuestre de Isabel I en el Paseo de la Castellana, Madrid. Este Monumento a Isabel I de Castilla y León' (1451–1504). Erigido en la capital de España en 1883. En bronce por Manuel Oms Canet (1843–1886). La Reina es guiada por el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdova.
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