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Museo Nacional Romano (Roma)
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j.luis
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 Museo Nacional Romano (Roma)
Este trabajo recopilatorio está dedicado al Museo Nacional Romano (Museo Nazionale Romano) es un conjunto de museos en Roma (Italia), dividido en varios lugares de la ciudad. Fue fundado en 1889 e inaugurado en 1890, durante el Risorgimento, con el propósito de coleccionar antigüedades que van desde el siglo V a. C. al siglo III después de Cristo.
La primera colección se formó con las colecciones arqueológicas del Museo Kircheriano y los numerosos nuevos descubrimientos en Roma durante el planeamiento de la ciudad después de que se convirtiera en la nueva capital del nuevo Reino de Italia. Inicialmente se pretendía que se mostrara en un «Museo Tiberino» (que nunca se llevó a cabo), pero en 1901 el Estado otorgó el beneficio a la institución de la Villa Ludovisi y la importante colección nacional de esculturas antiguas.
Su base se estableció en el claustro del siglo XVI construido por Miguel Ángel en parte de las termas de Diocleciano, que aún son su base principal. Esta adaptación de los edificios a un nuevo propósito comenzó para la Exposición de 1911 y se acabó en la década de 1930. En los años 1990, en una transformación radical, las colecciones del museo se dividieron en cuatro lugares diferentes.
CRIPTA BALBI
En 1981, excavando en un lugar céntrico abandonado en el Campo de Marte entre las iglesias de Santa Caterina dei Funari y San Stanislao dei Polacchi, Daniel Manacorda y su equipo descubrieron el pórtico cuádruple con columnas del Teatro de Lucio Cornelio Balbo, el cercano statio annonae y evidencias de una ocupación del lugar tardía, en época medieval. Estas se presentan en esta rama, inaugurada en el año 2001, que alberga los restos arqueológicos y hallazgos de esa excavación (incluyendo un arco de estuco del pórtico).
Colecciones. Así como nuevo material para las excavaciones, los objetos de este museo vienen de:
- las colecciones del anterior Museo Kircherian,
- las colecciones Gorga y Betti,
- material numismático de las colecciones Gnecchi y la colección de Víctor Manuel III de Saboya,
- colecciones del Foro Romano, en particular un fresco y arquitrabe de mármol de la deconstrucción de la iglesia medieval de Sant'Adriano en la Curia senatus, acontecida en los años 1930,
- Museo del Palacio Venezia,
- los Museos Capitolinos,
- el Antiquarium municipal de Roma,
- frescos retirados en 1960 de la iglesia de Santa Maria in Via Lata.
En el sótano se encuentran los restos arqueológicos, con guía de un miembro del personal del museo.
Cripta Balbi, interior
En la planta baja está una primera sección («Arqueología e historia del paisaje urbano») que presenta los resultados de las excavaciones, y las sitúa en el contexto de la historia de la zona. Además de los restos de ese yacimiento, esta sección también habla del Monastero di Santa Maria Domine Rose (comenzado cerca en el siglo VIII), de casas de mercaderes y artesanos medievales, del Conservatorio di Santa Caterina dei Funari (construido a mediados del siglo XVI por Ignacio de Loyola para albergar a las hijas de prostitutas romanas) y de la Botteghe Obscura.
La segunda sección está en el primer piso y se dedica a «Roma desde la antigüedad hasta la Edad Media». Es el Museo de la Roma Medieval e ilustra la vida y las transformaciones de Roma en su conjunto entre el siglo V y el X.
PALACIO ALTEMPS
Vista exterior del Palacio Altemps.
Construido en el siglo XV por la familia Riario y reconstruido por el arquitecto Martino Longhi para el cardenal Marco Sittico Altemps en el XVI. Desde 1894 hasta 1971 fue la sede del Colegio Español de San José. Devuelto a la Santa Sede, será adquirido por el estado italiano y entregado al museo en 1982 e inaugurado en 1997.
Un Apolo Citharoedus del Palacio Altemps.
Colecciones. Alberga las exposiciones del museo sobre la historia del coleccionismo (esculturas de colecciones renacentistas como las colecciones Boncompagni-Ludovisi y Mattei, incluyendo el Sarcófago Ludovisi, el Ares Ludovisi y el Gálata Ludovisi (del mismo grupo de Pérgamo que el Galo moribundo) y la colección egipcia (esculturas de deidades orientales). El palacio también incluye el teatro privado histórico, en la actualidad usado para albergar exposiciones temporales, y la iglesia de San Aniceto.
Interior del Palacio Altemps.
PALACIO MASSIMO ALLE TERME
vista exterior del Palacio Massimo
Historia del edificio. En el lugar donde estaba la Villa Peretti del papa Sixto V (demolida en 1883 después de la construcción de una estación de tren cercana), el edificio actual se construyó en estilo neo-cinquecentesco entre 1883 y 1887 por el arquitecto Camillo Pistrucci para albergar un seminario jesuita. Usado parcialmente como un hospital militar durante la segunda guerra mundial, volvió a funciones escolásticas hasta 1960. En 1981, época en la que se estaba cayendo, el Estado lo adquirió y lo entregó al museo. Su restauración y adaptación comenzó en 1983. Fue inaugurado como parte del museo en 1995 y acabado en 1998.
Un Dionisio Sardanápalo del Palacio Massimo.
Colecciones. Acomoda la escultura (republicana, del alto y del bajo imperio) y colecciones de monedas y joyería.
En el sótano está la colección numismática del museo, mostrando la evolución de la moneda en Italia. La mayor parte de las monedas que se muestran son muy poco frecuentes. Merece la pena mencionarse el medallón de Teodorico el Grande, los cuatro ducados de Pablo II con la navicella de Simón Pedro y la piastra de plata del estado Pontificio con vistas de la ciudad de Roma.
Una sala está también dedicada a la momia que se encontró en 1964 en la Vía Cassia, dentro de un sarcófago ricamente decorado con varios artefactos en ámbar y piezas de joyería también en exposición.
En la planta baja y el primer piso hay esculturas del periodo entre finales de la República Romana y principios del periodo republicano (siglo II a. C. al siglo I después de Cristo), incluyendo el famoso General Tívoli y Augusto de Via Labicana (el segundo de la villa de Livia en la Via Labicana). Se exploran los temas helenísticos en el arte romano, y el desarrollo del retrato de emperadores.
En el segundo piso hay frescos, estucos y mosaicos, incluyendo los de la villa de Livia, esposa de Augusto, en Prima Porta sobre la Vía Flaminia. Comienza con el triclinium de verano de la Villa de Livia ad Gallinas Albas. Los frescos, descubiertos en 1863 y que se remontan al siglo I a. C., muestran un jardín exquisito con plantas ornamentales y granados. Cada especie vegetal y avícola es muy realista. Está abierta al público sólo mediante visitas guiadas por personal del museo.
Vista del patio del Palacio Massimo.
TERMAS DE DIOCLECIANO
En el claustro de Miguel Ángel, un jardín del siglo XVI, se muestran altares y escultura funeraria así como inscripciones.
Aún se conserva la sala principal de las termas, que se usa principalmente para exposiciones temporales mientras se prepara la exposición permanente de hallazgos de algunas importantes excavaciones urbanas.
El Aula de San Isidoro es la anterior capilla. La sección de prehistoria está en el primer piso.
La sección epigráfica está en el aula octogonal, restaurada en 1991. Se dedica a esculturas halladas en las termas de Roma, incluyendo el Atleta en bronce y el Boxeador de las Termas de Constantino.
Museo Nazionale Romano – Terme di Diocleziano
Espero que os guste la recopilación que he conseguido de este museo italiano, y en la medida de lo posible, contribuya en su divulgación.
Algunas imágenes
Bust of Philip V of Macedon in Palazzo Massimo (Rome)
Herma of Aeschylus (Aischylos). Roman bust from the time around 30 BC after Greek bronze herma from the years 340-320 BC. Naples National Archaeological Museum.
Head on frontal of Marcus Aurelius on an extraneous bust (House of the Vestal Virgins; 175 - 180 AD).
Cast of a bust of Lucius Verus portrayed as a arval brother, original conserved at the museum of Louvrée in Paris
Bust of Antonia minor, mother of the emporer Claudius
Portrait of Annia Aurelia Faustina
Roma, MNR Terme di Diocleziano - testa di Vespasiano, dal Tevere presso via Giulia
Copy of a bust of Lucius Iunius Brutus, Museo delle Terme di Diocleziano.
Bronze statue of Tiberius
Roma, MNR Terme di Diocleziano - Busti di Caracalla
Sophocles (Sofokles). Roman marble statue from the time around 30 BC from Terracina, after Greek bronze statue from the years 340-330 BC. Naples National Archaeological Museum.
Marte guerriero, nel giardino delle terme di Diocleziano
Copia ubicada en el Museo Nazionale de Roma de la Afrodita de Cnido que hizo Praxíteles.
Crypta Balbi, Ara
Carlo Brogi (1850-1925) - "Rome - National Museum - Venus Aphrodite".
Polychrome mosaic depicting a rooster, unknown origin, National Museum of Rome, Baths of Diocletian
Warrior weapons found in a tomb in Lanuvium, near Rome. Vth century BC. Kept in Diocletian's Baths Museum, Rome
Roma, MNR Terme di Diocleziano - Piccole sculture di Diana e Antinoo provenienti dal Collegium Dianae et Antinoi di Lanuvio, insieme con la Lex Collegii.
Funerary monument, on witch the deceased is lying, wearing a toga and holding a bust of a dead woman - Luni marble - Last decades of the 1st Century A.D. - Palazzo Rondanini, Roma
Monumento funerario con defunta semisdraiata e putto con frutti. Marmo di Luni. Ultimi decenni del I sec. d.c.
Statue of a sleeping nymph, used as an ornament of a fountain - White marble - 2nd Century A.D. - Castel Madama, Rome
Roma, MNR Terme di Diocleziano - aula X, sarcofago di Dioniso e Arianna
Bust of Helios in a clipeus, detail from a strigillated lenos sarcophagus. White marble, early 3rd century CE. From Tomb D in Via Belluzzo, Rome.
Bust of Selene in a clipeus, detail from a strigillated lenos sarcophagus. Roman artwork.
Statua acroteriale di arpia-sirena, fine IV-inizi V sec, da gabii, (terme di diocleziano)
Sculptures of Roman theater masks in Baths of Diocletian
Sculptures of Roman theater masks in Baths of Diocletian
Group of Mars and Venus in the National Roman Museum Baths of Diocletian.
Statue of Aphrodite in the Museo delle Terme di Diocleziano.
Aphrodite portrayed bathing, the missing arms covered her breast and pubis, statue of the Capitoline type Aphrodite, Imperial age, from the Tiber, National Museum of Rome, Baths of Diocletian
Baths of Diocletian. National Museum of Rome.
Statue of Mercury in Baths of Diocletian
Baths of Diocletian. National Museum of Rome.
Statuette of a sleeping child ( with cucullus) with a lamp - White marble - 1st - 2nd Century A.D. - Rome, Tiber, Palatine Bridge
Statua equestre di fanciullo da Acilia
Tauroctony statue in the Museo delle Terme di Diocleziano (Rome)
Baths of Diocletian (Rome) Mithra Artefacts Mithras exposed in Baths of Diocletian (Rome)
Coloured marble bas-relief of Mithras slaying the bull, from the Mithraeum under Santo Stefano Rotondo in Rome, 3rd century AD, National Museum of Rome, Baths of Diocletian
Roma, MNR Terme di Diocleziano - aula X, sepolcro detto dei Platorini, interno con urne e busto di Minatia Polla
Roma, MNR Terme di Diocleziano - aula X, sepolcro detto dei Platorini, esterno
Terme di diocleziano, interno
Exhibition space in the Museo Nazionale Romano alle Terme
Pues esto es todo amigos, espero que os haya gustado el trabajo recopilatorio dedicado al Museo Nacional Romano (Museo Nazionale Romano) es un conjunto de museos en Roma (Italia), dividido en varios lugares de la ciudad. Fue fundado en 1889 e inaugurado en 1890, durante el Risorgimento, con el propósito de coleccionar antigüedades que van desde el siglo V a. C. al siglo III después de Cristo. .
Fuentes y agradecimientos: webalice.it, es.wikipedia.org, commons.wikimedia.org, artehistoria.com, disfrutaroma.com, masarteaun.blogspot.co, rositour.it, panoramio.com y otras de Internet.
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No debemos dejar que la Cultura muera, si muere el Arte, muere nuestra parte humana...
Los actos de hoy, marcarán nuestra era, sino...
¿Qué dejaremos para el que venga mañana?
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#1 Miércoles, 23 Junio 2010, 11:11 |
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j.luis
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 Re: Museo Nacional Romano (Roma)
Leyenda de una estatua inquietante
La reconocida clasicista Mary Beard recupera la historia de la primera estatua femenina desnuda para invitar a una reflexión sobre el consentimiento
Copia ubicada en el Museo Nazionale de Roma de la Afrodita de Cnido que hizo Praxíteles. / Alamy
Los escritores griegos y romanos analizaron una y otra vez la idea de que la forma culminante de arte era una ilusión perfecta de la realidad, o, dicho de otro modo, que el logro artístico más elevado consistía en eliminar toda diferencia visible entre la imagen y su prototipo. En este sentido, hay una famosa anécdota que hace referencia a dos pintores rivales de finales del siglo V a. e. c. (antes de la era común), Zeuxis y Parrasio, que compitieron para decidir cuál de los dos era más hábil. Zeuxis pintó un racimo de uvas con tal realismo que los pájaros acudieron a picotear. Aquella ilusión prometía alzarse con la victoria. Sin embargo, Parrasio pintó una cortina, y Zeuxis, envalentonado con su éxito, exigió que se corriese para mostrar la pintura que había debajo. Según Plinio, que fue quien narró la historia en su enciclopedia, Zeuxis enseguida se percató de su error y reconoció la victoria de su contrincante con estas palabras: “Yo engañé a los pájaros, pero Parrasio me engañó a mí”.
No ha quedado rastro de estas pinturas si es que alguna vez existieron más allá de la anécdota, pero sí que tenemos el testimonio de una estatua de mármol que fue objeto de una historia similar, aunque bastante más inquietante. Se trata de una escultura de Praxíteles realizada en torno a 330 a. e. c., una obra hoy comúnmente conocida como la Afrodita de Cnido, en alusión a la ciudad griega de la costa oeste de la moderna Turquía, que fue su primer hogar. En la Antigüedad se la consideró un hito del arte, porque era la primera estatua de una figura femenina desnuda de tamaño natural (técnicamente, en este caso, una diosa de apariencia humana), tras siglos en los que las esculturas de mujeres, como Frasiclea, se habían representado completamente vestidas. La original de Praxíteles se perdió hace tiempo; según relata una historia, fue llevada finalmente a Constantinopla, donde sucumbió pasto del fuego en el siglo V e. c. Pero era tan famosa que se hicieron centenares de versiones y réplicas a lo largo y ancho del mundo antiguo, de tamaño natural y en miniatura, incluso dibujada en monedas. Muchas de estas copias se han conservado.
En la actualidad resulta difícil ver más allá de la ubicuidad de estas imágenes de desnudos femeninos y recuperar el carácter osado y peligroso que debieron tener para los espectadores del siglo IV a. e. c., que no estaban en absoluto habituados a la exhibición pública de la carne femenina (en algunos lugares del mundo griego, las mujeres de verdad, por lo menos las de clase alta, iban cubiertas con un velo). Incluso la expresión “primer desnudo femenino” minimiza el impacto porque parece implicar una esperada evolución estética o estilística en ciernes. De hecho, fuera lo que fuese lo que impulsase el experimento de Praxíteles (que es otra “revolución del arte griego” cuyas causas no comprendemos del todo), lo que hacía era destruir los supuestos convencionales sobre arte y género del mismo modo en que después lo harían Marcel Duchamp o Tracey Emin, convirtiendo un orinal en una obra de arte en el caso de Duchamp, o en el de Emin, creando una tienda de campaña titulada Everyone I Have Ever Slept With. Por consiguiente, no es de extrañar que la ciudad griega de Cos, sita en una isla frente a la costa turca —el primer cliente al que Praxíteles ofreció su nueva Afrodita— dijera: “No, gracias”, y eligiera en su lugar una versión vestida exenta de riesgos.
El relato pone de manifiesto hasta qué punto puede el arte actuar de coartada ante lo que fue —reconozcámoslo— una violación
No obstante, la desnudez no era más que una parte de la cuestión. Aquella Afrodita era diferente desde un punto de vista decididamente erótico. Solamente las manos son ya una señal reveladora. ¿Están tratando recatadamente de tapar sus partes? ¿Acaso apuntan en dirección a lo que el espectador desea ver más que nada? ¿O son simplemente una provocación? Cualquiera que sea la respuesta, Praxíteles estableció esa tensa relación entre una estatua femenina y un supuesto espectador masculino, que ya nunca se ha desvinculado de la historia del arte europeo, una relación de la que eran muy conscientes algunos antiguos espectadores griegos, puesto que este aspecto de la escultura constituía el tema central de un relato memorable sobre un hombre que trataba a la diosa de mármol como si fuera una mujer de carne y hueso. Esta historia se narra de forma completa en un curioso ensayo escrito en torno a 300 e. c.
El autor cuenta lo que casi con toda seguridad es una discusión imaginaria entre tres hombres —un célibe, un heterosexual y un homosexual— inmersos en una prolongada y resbaladiza polémica sobre qué clase de sexo es mejor. En plena disputa, llegan a Cnido y se encaminan hacia la mayor atracción de la ciudad, la famosa estatua de Afrodita en su templo. Mientras el heterosexual mira con lascivia su rostro y parte frontal, y el hombre que prefiere el amor de los muchachos escruta su parte trasera, descubren ambos una pequeña marca en el mármol en la parte superior del muslo de la estatua, en el interior cerca de las nalgas.
En calidad de conocedor de arte, el célibe empieza a alabar las virtudes de Praxíteles, que logró ocultar lo que parece una imperfección del mármol en un lugar tan discreto, pero la dama encargada de la custodia del templo lo interrumpe para señalar que detrás de aquella marca había algo mucho más siniestro. Explica que, una vez, un muchacho perdidamente enamorado de la estatua consiguió permanecer toda la noche encerrado con ella, y que la manchita es el único resto visible de su lujuria. El heterosexual y el homosexual declaran con júbilo que aquello demuestra su argumentación (uno señala que incluso una mujer de piedra podía levantar pasiones, mientras que el otro hace hincapié en que la ubicación de la mancha muestra que fue poseída por detrás, como si fuera un chico). Pero la vigilante insiste en la trágica secuela: el joven enloqueció y se arrojó por un acantilado.
Esta historia contiene varias lecciones incómodas: es un recordatorio de lo inquietantes que podían llegar a ser algunas de las implicaciones de la revolución del arte griego; de lo atractivo que resultaba difuminar los límites entre el mármol dotado de vida y la carne realmente viva; y, al mismo tiempo, del peligro y la locura que suponían. El relato pone de manifiesto hasta qué punto puede una estatua femenina volver loco a un hombre, pero también hasta qué punto puede el arte actuar de coartada ante lo que fue —reconozcámoslo— una violación. No olvidemos que Afrodita nunca consintió.
Mary Beard / elpais.com
Mary Beard es catedrática de Estudios Clásicos en la Universidad de Cambridge y autora de ‘SPQR: Una historia de la antigua Roma’ (Crítica). Recibió en 2016 el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Su último libro, ‘La civilización en la mirada’ (Crítica), se publica en España el 5 de febrero.
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#2 Martes, 05 Febrero 2019, 20:28 |
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