Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla, incluso dentro de una misma nación, se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX extendiéndose desde Inglaterra y Alemania hasta llegar a otros países
El romanticismo es una revolución artística, política, social e ideológica tan importante que todavía hoy viven muchos de sus principios: libertad, individualismo, democracia, nacionalismo, etc.

El caminante sobre el mar de nubes (1818), de Caspar David Friedrich.
Entre 1770 y 1800 "Europa se acostó absolutista y neoclásica y se levantó demócrata y romántica". Gracias a la revolución industrial inglesa (1760-1840), que desarrolla una clase burguesa y sienta las bases del liberalismo; gracias a la revolución francesa (1789), que proclama los principios de libertad, igualdad y fraternidad; gracias igualmente a la revolución americana con su Declaración de Independencia (1776), que hace de los derechos del hombre su centro y establece la república como forma de gobierno y al pueblo como fuente exclusiva del poder; gracias a todos estos hechos la Libertad reemplaza a la tiranía, el poder absoluto se ve limitado y la democracia se erige en ideal de gobierno.
Para los clasicistas la belleza depende, en forma subjetiva, de los objetos (unidad, variedad, regularidad, orden, proporción, etc.), más que de la sensación que producen éstos en quien los contempla. La belleza, en consecuencia, ha de proporcionar un estado de placer sereno, fruto del orden y la proporción, como ocurre con el arte griego. Pero también se tuvo en cuenta en el siglo XVIII junto a lo bello lo sublime, que desde la Antigüedad tenía que ver con la emoción. Dice el griego Longinos:
"lo sublime es lo que nos emociona por su magnitud y energía superior a las facultades humanas; la Naturaleza, el cosmos, la grandeza y profundidad de pensamiento..."
Espero que la recopilación que he conseguido del romanticismo, sea del interés de los aficionados al arte que frecuentan esta sección del foro de xerbar, y en lo posible contribuya en su divulgación.
ROMANTICISMO
El Romanticismo es un movimiento cultural originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo xviii como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla, incluso dentro de una misma nación, se manifiestan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra y Alemania hasta llegar a otros países. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el parnasianismo, el simbolismo, el decadentismo o el prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de posromanticismo, del cual derivó el llamado modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.

Jean-Jacques Rousseau a la edad de 41 años, pintado al pastel por Quentin La Tour. Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, 28 de junio de 1712-Ermenonville, 2 de julio de 1778) fue un polímata suizo francófono. Fue a la vez escritor, pedagogo, filósofo, músico, botánico y naturalista, y aunque definido como un ilustrado, presentó profundas contradicciones que lo separaron de los principales representantes de la Ilustración.
Etimología
Si bien está clara la relación etimológica entre romántico y el término francés para novela roman, no toda la crítica se pone de acuerdo. En todo caso parece que la primera aparición documentada del término se debe a James Boswell a mediados del siglo xviii, y aparece en forma adjetiva, esto es, romantic o romántico. En su libro de viaje de 1768 An Account of Corsica el término aparece cuatro veces: para calificar la vista de la ciudad de Corti desde el monasterio de los Franciscanos, para describir un agreste valle en el que se asentó la orden de la Iglesia griega de San Basilio, al nombrar el sonido de un instrumento de cuerda parecido a la cítara y en la mención al retiro de Jean-Jacques Rousseau en Ginebra.1 Este término hace referencia a lo inefable, aquello que no se puede expresar con palabras. Así, en un principio, se entendería que un sentimiento romántico es aquel que requiere de un roman para ser expresado. El texto de Boswell se tradujo a varias lenguas, llegando a alcanzar especial fuerza en alemán, con la difusión de romantisch, en oposición a klassisch.
Según René Wellek el término sirvió en principio para denominar una forma genérica de pensar y sentir, sólo en 1819, con Friedrich Bouterwek se emplea Romantiker como denominación de la escuela literaria. La difusión del término es irregular por países; en 1815 en España podemos encontrar romancesco junto a romántico, estabilizándose el segundo ya en 1918.
Otro origen del término muy señalado es el que relaciona «romántico» con la expresión «in lingua romana» que alude a las lenguas romances distinguiéndolas de la antigüedad clásica representada por el latín. Se trataría por tanto de un giro hacia la lengua propia y vernácula como representante de la propia cultura. Igualmente surge con este término una oposición entre «romántico» y «clásico» en función de la lengua que prefirieran y, por añadidura, asociada también al gusto creador de unos y otros.

Saturno devorando a un hijo, una de las Pinturas negras de Goya, realizada durante el Trienio Liberal (1820-1823), y que, bajo una capa mitológica, alude a la famosa frase de Vergniaud poco antes de ser guillotinado: «La Revolución devora a sus propios hijos».
Características
El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:
- La conciencia del Yo como entidad autónoma y, frente a la universalidad de la razón dieciochesca, dotada de capacidades variables e individuales como la fantasía y el sentimiento.
- La primacía del Genio creador de un Universo propio, el poeta como demiurgo.
- Valoración de lo diferente frente a lo común, lo que lleva una fuerte tendencia nacionalista.
- El liberalismo frente al despotismo ilustrado.
- La originalidad frente a la tradición clasicista y la adecuación a los cánones. Cada hombre debe mostrar lo que le hace único.
- La creatividad frente a la imitación de lo antiguo hacia los dioses de Atenas.
- La nostalgia de paraísos perdidos (de la infancia o de una nación).
- La obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.
Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional o Volksgeist, frente a la universalidad y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata, Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), o revolucionando la métrica y volviendo a rimas más libres y populares como la asonante. Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de las Luces (Ilustración), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la superstición.
Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (romances o baladas anónimas, cuentos tradicionales, coplas, refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca... Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del siglo XVII, de espíritu clásico y universalista, difundida por toda Europa mediante Napoleón.

Lord Byron, retrato de Thomas Phillips, 1813.
El Romanticismo también renovó y enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo, dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración.
Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y sentimental. «La belleza es verdad». También representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los instintos que presenta el «yo», subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón. En consonancia con lo anterior, y frente a los neoclásicos, se produjo una mayor valoración de todo lo relacionado con la Edad Media, frente a otras épocas históricas.
El estilo vital de los autores románticos despreciaba el materialismo burgués y preconizaba el amor libre y el liberalismo en política, aunque hubo también un Romanticismo reaccionario, representado por Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los valores cristianos de la Edad Media. En Alemania, la deriva reaccionaria, que incluía una invitación a regresar a la Edad Media, también se dejó sentir en la obra de algunos de sus máximos inspiradores teóricos, como los hermanos August Wilhelm y Friedrich Schlegel, aunque su paroxismo se encontraría en el opúsculo La cristiandad o Europa (1799) de Novalis, tal como prontamente advirtió el poeta post-romántico Heinrich Heine en La escuela romántica (1836). El idealismo extremo y exagerado que se buscaba en todo el Romanticismo encontraba con frecuencia un violento choque con la realidad miserable y materialista, lo que causaba con frecuencia que el romántico acabara con su propia vida mediante el suicidio. La mayoría de los románticos murieron jóvenes. Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.

Víctor Hugo, por Léon Bonnat (1879).
Lugares de reunión
Los lugares donde se reunían los románticos eran muy diversos. Fuera de las redacciones de las revistas románticas, existían determinadas tertulias, como por ejemplo El Parnasillo en Madrid, o, en París, El Arsenal, del cual, si hemos de creer a Alphonse de Lamartine, «era la gloria Víctor Hugo y el encanto Charles Nodier» (Las Noches, de Alfred de Musset, precedida del estudio de dicho poeta por A. Lamartine. Madrid: Biblioteca Universal, 1898). En este cenáculo reuníanse entre otros Alfred de Musset, Alfred de Vigny, Boulanger, Deschamps, Emile y Antoine Sainte-Beuve, etc.
También los rusos tuvieron su cenáculo: la Sociedad del Arzamas.

La muerte de Chatterton suicida a los 18 años en 1770, cuadro de Henry Wallis (1856). El joven Thomas Chatterton fue un poeta prerromántico precursor del amor de esta estética a la Edad Media, y su figura fue glosada con frecuencia por algunos de sus autores, por ejemplo Alfred de Vigny, quien compuso una tragedia inspirada en su vida, Chatterton (1835).
Expresiones artísticas

Goethe en la campiña romana (1786), por Johann Heinrich Wilhelm Tischbein.
Literatura del romanticismo
Literatura del Romanticismo. En la prosa, incluso el género didáctico pareció renovarse con la aparición del cuadro o artículo de costumbres. La prevalencia del individuo hace que empiecen a ponerse de moda las autobiografías, como las Memorias de ultratumba de François René de Chateaubriand. También surgió el género de la novela histórica y la novela gótica o de terror, así como la leyenda, y se prestó atención a géneros medievales como la balada y el romance. Empiezan a escribirse novelas de aventuras y folletines o novelas por entregas.
El teatro fue el gran vehículo de comunicación de la expresión romántica, era el género más popular y a través de él se canalizaron sus anhelos de libertad y de sentimiento nacional.
La poesía trató de liberarse de las preceptivas neoclásicas, y prefirió cantar los aspectos marginados de las convenciones sociales.
De forma diferente a la Ilustración dieciochesca, que había destacado en los géneros didácticos, el Romanticismo sobresalió sobre todo en los géneros lírico y dramático; en este se crearon géneros nuevos como el melólogo o el drama romántico que mezcla prosa y verso y no respeta las unidades aristotélicas.
Romanticismo español
En España el movimiento romántico tuvo precedentes en los afrancesados ilustrados españoles, como se aprecia en las Noches lúgubres (1775) de José de Cadalso o en los poetas prerrománticos (Nicasio Álvarez Cienfuegos, Manuel José Quintana, José Marchena, Alberto Lista...), que reflejan una nueva ideología presente ya en figuras disidentes del exilio, como José María Blanco White. Pero el lenguaje romántico propiamente dicho tardó en ser asimilado, debido a la reacción emprendida por Fernando VII tras la Guerra de la Independencia, que impermeabilizó en buena medida la asunción del nuevo ideario.

José de Espronceda (1808-1842) es el prototipo de poeta romántico en España. Liberal exaltado, activista político y lírico desbordado, su temprana muerte a los 34 años lo convirtió en el poeta del Romanticismo español por excelencia.
Durante la Década Ominosa en España (1823-1833) vuelve a instaurarse un régimen absolutista, y quedan suspendidas todas las publicaciones periódicas, las universidades cerradas y la mayoría de las principales figuras literarias y políticas en el exilio; el principal núcleo cultural español se sitúa, sobre todo, en Gran Bretaña y Francia. Desde allí, periódicos como Variedades, de Blanco White, contribuyeron a fomentar las ideas del Romanticismo entre los exiliados liberales, que paulatinamente fueron abandonando la estética del Neoclasicismo.
Mariano José de Larra. José Gutiérrez de la Vega. (Museo Nacional del Romanticismo de Madrid).
Giácomo Leopardi (1798-1837) a los 21 años.
En la segunda década del siglo XIX, el diplomático Juan Nicolás Böhl de Faber publicó en Cádiz una serie de artículos entre 1818 y 1819 en el Diario Mercantil a favor del teatro de Calderón de la Barca contra la postura neoclásica que lo rechazaba. Estos artículos suscitaron un debate en torno a los nuevos postulados románticos y, así, se produciría un eco en el periódico barcelonés El Europeo (1823-1824), donde Buenaventura Carlos Aribau y Ramón López Soler defendieron el Romanticismo moderado y tradicionalista del modelo de Böhl, negando decididamente las posturas neoclásicas. En sus páginas se hace por primera vez una exposición de la ideología romántica, a través de un artículo de Luigi Monteggia titulado «Romanticismo».

Mariano José de Larra. Por José Gutiérrez de la Vega. (Museo Nacional del Romanticismo de Madrid).
Por otro lado, algunos escritores liberales españoles, emigrados por vicisitudes políticas, entraron en contacto con el Romanticismo europeo, y trajeron ese lenguaje a la muerte del rey Fernando VII en 1833. La poesía del romántico exaltado está representada por la obra de José de Espronceda, y la prosa por la figura decisiva de Mariano José de Larra. Un romanticismo moderado encarnan José Zorrilla (dramaturgo, autor del Don Juan Tenorio) y el duque de Rivas, quien, sin embargo, escribió la obra teatral que mejor representa los temas y formas del romanticismo exaltado: Don Álvaro o la fuerza del sino.
Un Romanticismo tardío, más íntimo y poco inclinado por temas político-sociales, es el que aparece en la segunda mitad del siglo XIX, con la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, la gallega Rosalía de Castro, y Augusto Ferrán, que experimentaron el influjo directo con la lírica germánica de Heinrich Heine y del folclore popular español, recopilado en cantares, soleás y otros moldes líricos, que tuvo amplia difusión impresa en esta época.

Ingres La apoteosis de Homero (Museo del Louvre).
Romanticismo musical

Ludwig van Beethoven (1820), por Joseph Karl Stieler.
Comenzó en Alemania, partiendo de Beethoven y siendo seguido por Carl Maria von Weber en 1786 y Félix Mendelssohn. Es un estilo musical imaginativo y novelesco. Este movimiento afectó a todas las artes y se desarrolló sobre todo en Francia y Alemania.
La estética del Romanticismo se basa en el sentimiento y la emoción. En el Romanticismo se cree que la música "pinta" los sentimientos de una manera sobrehumana, que revela al hombre un reino desconocido que nada tiene que ver con el mundo de los sentimientos que le rodea.
El estilo romántico es el que desarrolla la música programática y el cromatismo de una forma predominante. Se da a lo largo de todo el siglo XIX, aunque al principio del siglo xx se ingresa en el impresionismo.

Puesta de sol sobre el mar (1822), Caspar David Friedrich.
Pintura romántica (Resumen)
El término romántico, fue adaptado a las artes plásticas a principios del siglo XIX. Podríamos diferenciar tres etapas del Romanticismo en la pintura:
Prerromanticismo: 1770-1820

El ángel caído, de William Blake.
Este período, aunque arranca con el Rococó, se desarrolla en paralelo con el Neoclasicismo; es por ello que, las primeras pinturas románticas muestren características de estos dos movimientos, aunque los temas a tratar sean de carácter romántico: la finalidad de estas pinturas es la representación de los sentimientos sobre la razón exaltando lo misterioso, representando así fantasmas o cementerios. Los pintores más conocidos de esta época son:
- Inglaterra: es uno de los países precursores del movimiento y, en cuanto a la pintura romántica inglesa, cabe destacar a Thomas Girtin y su contribución en la acuarela.
- Alemania: es otro de los países precursores del romanticismo y uno de los principales embajadores de la pintura romántica alemana es Caspar David Friedrich y su famosa pintura El caminante sobre el mar de nubes.
- Francia: en cuanto a los pintores románticos franceses, podemos mencionar a Antoine-Jean Gros, padre del romanticismo francés.
- España: por último, dentro de los pintores españoles de la época, podemos hablar de Francisco de Goya, uno de los pintores más potentes y visionarios capaz de fabricar lienzos en diferentes técnicas.

Retrato del pintor Francisco de Goya (1826), por Vicente López.
Apogeo de la expresión romántica en pintura: 1820-1850

La libertad guiando al pueblo, de Delacroix, 1830, Museo del Louvre. Obra en la que el pintor canta a la Revolución de 1830.
Es el momento de mayor plenitud de la pintura romántica, la cual, junto con el inicio del nuevo siglo, tuvo nuevos cambios donde comenzaron a imponerse temas relacionados con la historia moderna y una nueva concepción del paisaje. En cuanto a los pintores de la época encontramos a:
. Francia: este país se convierte en el precursor del movimiento, dejando de lado a Inglaterra y Alemania, que, entre sus pintores, es necesario mencionar a Eugène Delacroix y su majestuosa obra La Libertad guiando al pueblo.
. Inglaterra: los pintores ingleses de esta época, donde encontramos a J.M.W. Turner o John Constable, se caracteriza por su paisajismo.
. Alemania: en Alemania se mezclaron el romanticismo y el realismo dando a conocer así a pintores como Carl Spitzweg.
. España: como en las primeros años del romanticismo, el pintor español de esta segunda etapa por excelencia es Goya.
. Otros países como Estados Unidos, Polonia y Rusia también tuvieron grandes artistas en esta etapa romántica como Thomas Cole, Aleksander Orłowski y Alexander Andreyevich Ivanov.
Posromanticismo: 1850-1870
El Romanticismo empezó a decaer y, poco a poco, el manierismo fue introduciéndose no solo en las artes plásticas, sino en todas las expresiones artísticas. En esta época, cabe destacar a pintores como el español Eugenio Lucas Velázquez o el suizo Antoine Wiertz.

Eugenio Lucas Velázquez - La avaricia. 1852.
El posromanticismo es un movimiento cultural, estético e intelectual que nace después y a partir del Romanticismo y el Realismo durante la segunda mitad del siglo XIX, como un intento de conciliar y al mismo tiempo superar Romanticismo y Realismo. Engloba estéticas y autores muy diversos y alcanzó su máximo esplendor en Francia, donde produjo el Parnasianismo y el Simbolismo; posteriormente surgirían el Decadentismo, el Esteticismo, el Espiritualismo, la Hermandad prerrafaelita y el Modernismo hispanoamericano y español. El final de todas estas estéticas posrománticas se produce con la irrupción de las Vanguardias en 1909 (Manifiesto futurista de Filippo Tommaso Marinetti).

Antoine Wiertz - La lectora de novelas (1853).
Literatura española del Romanticismo
El Romanticismo es un movimiento revolucionario en todos los ámbitos vitales que, en las artes, rompe con los esquemas establecidos en el Neoclasicismo, defendiendo la fantasía, la imaginación y las fuerzas irracionales del espíritu. El Neoclasicismo aún perdura en algunos autores, pero muchos, que se iniciaron en la postura neoclasicista, se convirtieron ávidamente al Romanticismo, como el Duque de Rivas o José de Espronceda. Otros, sin embargo, fueron desde sus inicios románticos convencidos.

Retrato de José de Espronceda por Antonio María Esquivel. José de Espronceda (Almendralejo, Badajoz; 25 de marzo de 1808-Madrid; 23 de mayo de 1842) fue un escritor de la época del Romanticismo, considerado como el más representativo poeta del primer Romanticismo español.

Retrato del escritor, militar y político Ángel de Saavedra (1791-1865), duque de Rivas y grande de España. Su obra literaria más conocida es Don Álvaro o la fuerza del sino.
El origen del término "romanticismo" dista mucho de ser claro, además, la evolución del movimiento cambia según el país. En el siglo XVII aparece ya en Inglaterra con el significado de "irreal". Samuel Pepys (1633-1703) lo emplea en el sentido de "emocionante" y "amoroso". James Boswell (1740-1795) lo utiliza para describir el aspecto de Córcega. Romantic aparece como adjetivo genérico para expresar lo "pasional" y "emotivo". En Alemania, sin embargo, fue empleado por Johann Gottfried Herder como sinónimo de "medieval". El término romanhaft (novelesco) fue reemplazado por romantisch, con connotaciones más emotivas y pasionales. En Francia, Jean-Jacques Rousseau lo utiliza en una descripción del Lago de Ginebra. En 1798, el Diccionario de la Academia Francesa recoge el sentido natural y el sentido literario de romantique. En España hay que esperar hasta 1805 para dar con la expresión romancista. Durante los años 1814 y 1818, tras sucesivas polémicas, se usan, aún con indecisión, los términos de romanesco, romancesco, románico y romántico.
Los precursores del Romanticismo, que se extendió por Europa y América, son Rousseau (* 1712-1778) y el dramaturgo alemán Goethe (* 1749-1832). Bajo el influjo de estas figuras los románticos se encaminan a crear obras menos perfectas y menos regulares, pero más profundas e íntimas. Buscan entre el misterio e imponen los derechos del sentimiento. Su lema es la libertad en todos los aspectos de la vida.
El Romanticismo en España fue tardío y breve, más intenso, pues la segunda mitad del siglo XIX lo acapara el Realismo, de características antagónicas a la literatura romántica.

Retrato de Lord Byron.
Tendencias del Romanticismo
En España, el romanticismo es considerado complejo y confuso, con grandes contradicciones que comprenden desde la rebeldía y las ideas revolucionarias hasta el retorno a la tradición católico-monárquica. Lo cierto es que España fue un tema romántico para europeos de todas las tendencias ideológicas, pero en su propia literatura fue poco, y en ocasiones ranciamente convocado. Respecto a la libertad política, algunos la entendieron como una mera restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían deseado suprimir los racionalistas del siglo XVIII. Exaltan, pues, el Cristianismo, el Trono y la Patria, como máximos valores. En esta vertiente de Romanticismo tradicional se incluyen Walter Scott, en Inglaterra, Chateaubriand en Francia, y el Duque de Rivas y José Zorrilla en España. Se basa en la ideología de la Restauración, que se origina tras la caída de Napoleón Bonaparte, y defiende los valores tradicionales representados por la Iglesia y el Estado. Por otro lado, otros románticos, como ciudadanos libres, combaten todo orden establecido, en religión, arte y política. Reclaman los derechos del individuo frente a la sociedad y a las leyes. Ellos representan el Romanticismo revolucionario o Romanticismo liberal y sus representantes más destacados son Lord Byron, en Inglaterra, Victor Hugo, en Francia y José de Espronceda, en España. Se apoya en tres pilares: la búsqueda y la justificación del conocimiento irracional que la razón negaba, la dialéctica hegeliana y el historicismo.

José Zorrilla y Moral (Valladolid, 21 de febrero de 1817 – Madrid, 23 de enero de 1893) fue un poeta y dramaturgo español.
El costumbrismo
El costumbrismo fija su atención en los hábitos contemporáneos, principalmente desde el punto de vista de las clases populares, y se expresa en un lenguaje purista y castizo. El principal autor costumbrista es Mesonero Romanos, situado al margen del Romanticismo y con una postura irónica ante él. El costumbrismo, generado en el seno del Romanticismo como un signo de melancolía por los valores y costumbres del pasado, contribuyó a la decadencia del movimiento romántico y al inicio del Realismo cuando se aburguesó y se convirtió en un método descriptivo.

Retrato del escritor Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882). Por José Casado del Alisal.
Marco histórico
El Romanticismo abarca la primera mitad del siglo XIX, que es una etapa de fuertes tensiones políticas. Los conservadores defienden sus privilegios pero los liberales y progresistas luchan por suprimirlos. Se abre paso el laicismo y la masonería goza de gran influencia. El pensamiento católico tradicional se defiende frente a las nuevas ideas de los librepensadores y seguidores del filósofo alemán Karl Christian Friedrich Krause. La clase obrera desencadena movimientos de protesta de signo anarquista y socialista, con huelgas y atentados. Mientras en Europa se desarrolla fuertemente la industria y se enriquece culturalmente, España ofrece la imagen de un país poco adelantado y que cada vez está más alejado de Europa.

Mariano José de Larra y Sánchez de Castro (Madrid, 24 de marzo de 1809-Madrid, 13 de febrero de 1837) fue un escritor, periodista y político español y uno de los más importantes exponentes del Romanticismo español.
Características del Romanticismo
El caminante sobre el mar de nubes de Caspar David Friedrich (Kunsthalle, Hamburgo)
. Rechazo al Neoclasicismo. Frente al escrupuloso rigor y orden con que, en el siglo XVIII, se observaron las reglas, los escritores románticos combinan los géneros y versos de distintas medidas, a veces mezclando el verso y la prosa; en el teatro se desprecia la regla de las tres unidades (lugar, espacio y tiempo) y alternan lo cómico con lo dramático.
. Subjetivismo. Sea cual sea el género de la obra, el alma exaltada del autor vierte en ella todos sus sentimientos de insatisfacción ante un mundo que limita y frena el vuelo de sus ansias tanto en el amor, como en la sociedad, el patriotismo, etc. Hacen que la naturaleza se fusione con su estado de ánimo y que se muestre melancólica, tétrica, misteriosa, oscura... a diferencia de los neoclásicos, que apenas mostraban interés por el paisaje. Los anhelos de amor apasionado, ansia de felicidad y posesión de lo infinito causan en el romántico una desazón, una inmensa decepción que en ocasiones les lleva al suicidio, como es el caso de Mariano José de Larra.
. Atracción por lo nocturno y misterioso. Los románticos sitúan sus sentimientos dolientes y defraudados en lugares misteriosos o melancólicos, como ruinas, bosques, cementerios... De la misma manera que sienten atracción hacia lo sobrenatural, aquello que escapa a cualquier lógica, como los milagros, apariciones, visiones de ultratumba, lo diabólico y brujeril...
. Fuga del mundo que los rodea. El rechazo de la sociedad burguesa en la que les ha tocado vivir, lleva al romántico a evadirse de sus circunstancias, imaginando épocas pasadas en las que sus ideales prevalecían sobre los demás o inspirándose en lo exótico. Frente a los neoclásicos, que admiraban la antigüedad grecolatina, los románticos prefieren la Edad Media y el Renacimiento. Como géneros más frecuentes, cultivan la novela, la leyenda y el drama histórico.

Caspar David Friedrich - Acantilados blancos en Rügen, 1818.
Primeras manifestaciones
El Romanticismo penetra en España por Andalucía y por Cataluña (El Europeo):
- En Andalucía: El cónsul de Prusia en Cádiz, Juan Nicolás Böhl de Faber, padre de la novelista "Fernán Caballero" (seudónimo de Cecilia Böhl de Faber y Larrea), publicó entre 1818 y 1819 en el Diario Mercantil gaditano, una serie de artículos en los que defendía el teatro español del Siglo de Oro, tan atacado por los neoclasicistas. A él se enfrentaron José Joaquín de Mora y Antonio Alcalá Galiano, empleando para ello argumentos tradicionalistas, antiliberales y absolutistas. Las ideas de Böhl de Faber eran para ellos inaceptables (pues seguían aferrados a la Ilustración), pese a que representaban la modernidad literaria europea.

José Joaquín de Mora y Sánchez (Cádiz, 10 de enero de 1783 - Madrid, 3 de octubre de 1864) fue un escritor, educador, periodista, poeta, jurista y político español.
- En Cataluña: El Europeo fue una revista publicada en Barcelona entre 1823 y 1824 por dos redactores italianos, un inglés y los jóvenes catalanes Bonaventura Carles Aribau y Ramón López Soler. Dicha publicación defendió el Romanticismo moderado y tradicionalista siguiendo el modelo de Böhl, negando totalmente los valores del neoclasicismo. En sus páginas, se hace por primera vez una exposición de la ideología romántica a través de un artículo de Luigi Monteggia titulado Romanticismo.

Buenaventura Carlos Aribau Farriols (en catalán, Bonaventura Carles Aribau i Farriols) (Barcelona, 4 de noviembre de 1798 - 17 de septiembre de 1862) fue un escritor, político y economista español, considerado el iniciador de la Renaixença (romanticismo en la cultura catalana).
La poesía
Los poetas románticos componen sus poemas en medio de un arrebato de sentimientos, plasmando en versos todo cuanto sienten o piensan. Según parte de la crítica literaria, en sus composiciones hay un lirismo de gran fuerza, sin embargo conviviendo con versos vulgares y prosaicos.
Varios son los temas de la lírica romántica:
. El Yo, la propia intimidad. Fue Espronceda, dejando en su Canto a Teresa una desgarradora confesión de amor y desengaño, quien con más acierto ha logrado poetizar sus sentimientos.
. El amor pasional, con entregas súbitas, totales, y rápidos abandonos. La exaltación y el hastío.
. Se inspiran en temas históricos y legendarios.
. La religión, aunque frecuentemente sea a través de la rebeldía con la consiguiente compasión y aun exaltación del diablo.
. Las reivindicaciones sociales (revalorización de los tipos marginales, como el mendigo).
. La naturaleza, que es mostrada en todas sus modalidades y variaciones. Suelen ambientar sus composiciones en lugares misteriosos, como cementerios, tormentas, el mar embravecido, etc.
. La sátira, frecuentemente ligada a sucesos políticos o literarios.
También es de señalar que el nuevo espíritu afectó a la versificación. Frente a la monótona repetición neoclásica de letrillas y canciones, se proclamó el derecho de utilizar todas las variaciones métricas existentes, de aclimatar las de otras lenguas y de innovar cuando fuera preciso. El romanticismo se adelanta aquí, como en otros aspectos, a las audacias modernistas de fin de siglo.

Escultura dedicada a Bécquer, en Sevilla.
José de Espronceda

Nació en 1808, en Almendralejo, Badajoz. Fundó la sociedad secreta de Los numantinos, cuya finalidad era "derribar al gobierno absoluto" vengando así el ahorcamiento y posterior mancillamiento del cadáver de Rafael del Riego. Sufrió reclusión por ello. Huye a Lisboa a los dieciocho años y se une con los exiliados liberales. Allí conoce a Teresa Mancha, mujer con la que vivió en Londres. Tras una actuación política agitada, vuelve a España en 1833. Lleva una vida disipada, plagada de lances y aventuras, por lo que Teresa Mancha lo abandona en 1838. Estaba a punto de casarse con otra amada, cuando en 1842 fallece en Madrid.
Batallas, tempestades, amoríos,
por mar y tierra, lances, descripciones
de campos y ciudades, desafíos
y el desastre y furor de las pasiones,
goces, dichas, aciertos, desvaríos,
con algunas morales reflexiones
acerca de la vida y de la muerte,
de mi propia cosecha, que es mi fuerte.
Espronceda cultivó los principales géneros literarios, como la novela histórica, con Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar (1834), el poema épico, con El Pelayo, pero sus obras más importantes son las poéticas. Publicó Poesías en 1840 tras volver del exilio. Son una colección de poemas de carácter desigual que reúne poemas de juventud, de aire neoclásico, junto con otros del romanticismo más exaltado. Estos últimos son los más importantes, en los que engrandece a los tipos más marginales: «Canción del pirata», «El verdugo», «El mendigo», «Canto del cosaco». Las obras más importantes son El estudiante de Salamanca (1840) y El diablo mundo:
. El estudiante de Salamanca (1840): Es una composición que consta de unos dos mil versos de diferentes medidas. Narra los crímenes de don Félix de Montemar, cuya amada Elvira, al abandonarla, muere de amor. Una noche, ve la aparición y la sigue por las calles y contempla su propio entierro. En la mansión de los muertos se desposa con el cadáver de Elvira, y muere.
. El diablo mundo: Esta obra quedó sin terminar. Consta de 8100 versos polimétricos, y pretendía ser una epopeya de la vida humana. El canto segundo (Canto a Teresa) ocupa buena parte del poema, y en él evoca su amor por Teresa y llora por su muerte.
Carolina Coronado

Carolina Coronado, por Federico de Madrazo.
Carolina Coronado Romero de Tejada (Almendralejo, 12 de diciembre de 1820a - Lisboa, palacio de la Mitra, 15 de enero de 1911) fue una escritora española, considerada como la equivalente extremeña de otras autoras románticas coetáneas como Rosalía de Castro, y autora de tal notoriedad que llegaría a ser calificada con el título de "El Bécquer femenino". Fue tía de Ramón Gómez de la Serna. Publicó un tomo de Poesías (1843, reeditado en 1852, con prólogo de Hartzenbusch), de asunto amoroso, que la sitúa como autora romántica. Escribió también novelas y obras teatrales con predominio del tema histórico...
Llevó una vida revolucionaria ya que en 1838, en plena guerra civil, Carolina Coronado emprendió con entusiasmo el bordado de una bandera para un batallón creado para defender el trono de Isabel II. La Diputación de Badajoz le dedicó con este motivo un oficio en que podía leerse la siguiente:
“No le es dado a la Diputación recompensarle, porque sabe que el mayor premio para V. será el que los valientes a quienes sirve de guía recuerden al regresar a sus hogares cubiertos de laureles, la mano delicada que bordó el emblema por cuya defensa derramaron su sangre”.
A este oficio acompañaba una sortija de brillantes, que llevaba en el reverso el nombre de la corporación. Participó también en la campaña contra la esclavitud, llegando a ser, con Concepción Arenal, del cuadro dirigente de la Sociedad Abolicionista de Madrid.En 1868 se fechan los versos “A la abolición de la esclavitud en Cuba”, poesía que provocó un escándalo político al ser declamada en público el 14 de octubre, poco después de estallar la Revolución del 68, con la que simpatizaban Carolina y su marido.
La afección de catalepsia crónica que padecía, posiblemente contribuyó a su temperamento romántico, llegando a "morir" varias veces, lo que hizo que se obsesionase con la idea de poder ser enterrada en vida, hasta tal punto que embalsama el cadáver de su marido, negándose a enterrarlo e incluso dirigiéndose a él con el apelativo de "el silencioso" y "el hombre de arriba". Incluso tiene varias "premoniciones" en las que anticipa el fallecimiento de su hija.
En una de estas “falsas muertes”, que fue publicada en 1844, Carolina escribe Dos muertes en una vida, que se publicaría tras su fallecimiento. Ya entonces había sido admitida en el Instituto Español y en casi todos los Liceos de España.
Cuatro años más tarde, en 1848, una enfermedad nerviosa la deja medio paralítica en Cádiz y los médicos le recomiendan tomar aguas cerca de Madrid, por lo que traslada su residencia a la capital.
Habiendo hecho voto de castidad tras la muerte, en el mar, de Alberto (fuese este real o imaginario), lo anula al casarse en Madrid con sir Justo Horacio Perry, secretario de la embajada de EE.UU en Madrid. Tuvo un hijo, Carlos, y dos hijas, Carolina y Matilde sobreviviendo esta última a sus dos hermanos y que se casó con Pedro Torres Cabrera.
Era amiga de la reina Isabel II la cual obligó al marqués de Salamanca a que vendiera a Carolina un trozo de su finca y allí se construyó un palacete en lo que hoy es la calle Lagasca.
Siendo ella revolucionaria, su residencia madrileña se hizo famosa por las tertulias literarias que en ella se realizaban, ya que sirvió como punto de encuentro para escritores progresistas y refugio de perseguidos, llegando a asistir algunos de los más renombrados autores del momento, como Emilio Castelar. Sin embargo, este refugio clandestino, y su afinidad por la revolución, causarían que sufriese la censura de la época. Entre los años 1850 y 1860 brillará con luz propia en la vida cultural de Madrid el salón de Carolina.
Pese a ello, logró publicar algunas de sus obras en periódicos y revistas hasta lograr cierta fama, a la que también contribuyó su belleza física, que causó notoria admiración en otros escritores románticos. A este respecto, el mismo José de Espronceda, paisano suyo, le dedica unos versos:
Dicen que tienes trece primaveras
y eres portento de hermosura ya,
y que en tus grandes ojos reverberas
la lumbre de los astros inmortal.
Juro a tus plantas que insensato he sido
de placer en placer corriendo en pos,
cuando en el mismo valle hemos nacido,
niña gentil, para adorarnos, dos.
Torrentes brota de armonía el alma;
huyamos a los bosques a cantar.
Dénos la sombra tu inocente palma,
y reposo tu virgen soledad.
Mas ¡ay! perdona virginal capullo,
cierra tu cáliz a mi loco amor.
Que nacimos de un aura al mismo arrullo,
para ser, yo el insecto, tú la flor.

Casa de Carolina Coronado en Lisboa.
Al llegar las revoluciones se van a vivir a Lisboa, al palacio de la Mitra, en Pozo do Bispo, población próxima a Lisboa, a pesar de haber perdido sir Horacio toda su fortuna que tenía invertida en el tendido del cable submarino de comunicaciones que uniría Estados Unidos con Europa.
Falleció en 1911 y como su hija Matilde, que murió poco después, no tuvo descendencia, todas sus pertenencias, escritos, muebles, etc. del palacio pasaron a la familia de Torres Cabrera, hoy conde de Canilleros. Está enterrada en el cementerio de Badajoz.

Carolina Coronado en una estampa de Luis Carlos de Legrand.
Carrera literaria. Las primeras composiciones de Carolina son poesías. La primera de ellas que fue publicada en dos diarios se titula A la palma. Desde entonces, consiguió materializar una vocación que se manifestó de forma temprana. El entorno familiar y social no le facilitaron el camino, debido a que su familia era de ideología progresista por lo que eran perseguidos, y a que fue criada bajo los valores de la época, en los que escribir no estaba incluido. Su empeño personal contrasta con la debilitada fortaleza física (tenía catalepsia) que a veces le hace renunciar a su deseo más profundo; dualidad que encaja muy bien con el perfil romántico.
La literatura fue para Carolina un oasis donde refugiarse de su naturaleza enfermiza, contando también con varias depresiones de carácter nervioso a lo largo de su vida, agravadas por las pérdidas de sus hijos. Sin embargo, detrás de esta imagen de mujer débil y delicada se esconde una dilatada existencia con gran fortaleza latente, que le permitió desarrollar una respetable carrera.
Harztenbusch, quien fue un buen consejero y maestro, fue muy receptivo a los trabajos que presentó Carolina. Se tomó muy en serio su trabajo y le hace recomendaciones y correcciones que le sirven de gran ayuda en su trayectoria. Fue su principal sostén y apoyo. Prologó el volumen de poesías escrito por la poeta extremeña y esta le dedicó la obra “La voluntad demostrada de escribir la introducción”.

Monumento a Carolina Coronado, en Almendralejo (ciudad natal).
Obra. La producción más importante de Coronado es la poética. Sus poemas fueron recogiéndose poco a poco en revistas, y más tarde, en 1843, se recopilaron en un volumen (Poesías) con prólogo de Hartzenbusch. En las posteriores ediciones de 1852 y 1872 se incorporaron nuevos poemas. Sin embargo, hasta hace poco no se ha podido conocer la totalidad de su obra. Poemas como "La rosa blanca", "Tú eres el miedo", "Se va mi sombra, pero yo me quedo" y "El amor de los amores", serían recordados como sus mejores obras.
En prosa escribió un total de quince novelas, a destacar Luz, El bonete de San Ramón, La Sigea, Jarrilla, La rueda de la desgracia (1873) y Paquita (1850), esta última considerada por algunos críticos como la mejor de todas.
También escribió obras teatrales como El cuadro de la esperanza (1846), Alfonso IV de León, Un alcalde de monterilla y El divino Figueroa, aunque solamente logró estrenar la primera. El cuadro de la esperanza fue su obra más popular... Leer más

Gertrudis Gómez de Avellaneda (Camagüey; 23 de marzo de 1814 - Madrid, 1 de febrero de 1873), llamada coloquialmente «Tula», fue una escritora y poetisa del romanticismo hispanoamericano. Precursora del feminismo en España y una de las más grandes poetisas de la lengua castellana según la consideración de Marcelino Menéndez y Pelayo.
Otros poetas
Pese a la brevedad de la lírica romántica en España, también surgieron otros notables poetas que caben destacar, como el barcelonés Juan Arolas (1805-1873), el gallego Nicomedes Pastor Díaz (1811-1863), Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873), Salvador Bermúdez de Castro (1817-1883) y Pablo Piferrer (1818-1848). Este último, pese a escribir solo en castellano, fue uno de los precursores del movimiento romántico en Cataluña.

Retrato de Nicomedes Pastor Díaz, por José Gutiérrez de la Vega. Nicomedes-Pastor Díaz Corbelle (Vivero, Lugo, 15 de septiembre de 1811 - Madrid, 22 de marzo de 1863), escritor, periodista y político español del Romanticismo y del Rexurdimento, ministro de Estado en el gobierno de Leopoldo O'Donnell en 1856, durante el reinado de Isabel II.
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